Monday, August 14, 2006
EL HAZMERREIR
Entre el tajo que se aplicaba Maldoror en las comisuras de los labios para ampliar su sonrisa sangrienta cual Piñón Fijo simbolista, hasta el tajo que corta el ojo que mira la luna en el "Perro Andaluz", hubo una expansión de formas artisticas que fueron desde el Impresionismo, a fines del s.XIX, hasta el surrealismo de principios del s.XX, subordinando el estilo al tema, la forma al contenido. En musica, el impresionismo se caracterizo por el predomino de los timbres por sobre las notas, los acordes superpuestos, y lo melifluo y proteano en las formas. Así, Debussy, Ravel y Strauss dejaron obras que cimentaron el camino para lo que seguiria despues, el dodecafonismo, Stravinski, etc. Pero, ¿hay impresionimo en la musica popular? Si, como no: Cocteau Twins y Talk talk son buenos ejemplos de esto. Los dos últimos discos de Talk talk son un empacho de impresionismo. 'The Laughing Stock'. Apenas 6 temas donde las estructuras estan estiradas, estilizadas hasta quedar irreconocibles. Retomando al Miles Davies de discos como 'Get up with It', o 'Dark Magus', y al Brian Eno de "Another Green World", el disco fluctúa entre extremos de la misma tristeza. El tema que abre el disco, 'The Myrrhman', tiene un minuto de silencio inicial en el que sólo se oye el siseo de la cinta, con el micrófono abierto filtrando aire, exasperante para cualquier oyente. Sin embargo, lo predispone a uno para lo que viene. La dicción de Mark Hollis es indescifrable, como si importaran mas las notas que las palabras (recurso simbolista que los emparenta con Liz Fraser, de Cocteau Twins) Apenas algunos acordes de guitarra desgranados, desganados; percusión vacilante, notas de trompeta; misterio. En 'Ascension Day', Hollis canta como si John Lee Hooker se despertase sobre un bote en el medio de una tempestad; hacia el fin del tema las guitarras se doblan hasta desfigurarse en un vórtice de ruido, que termina en un abrupto final, con el sonido cortándose. En 'After the Flood' se oye una estructura reconocible...¡un estribillo! Pero la misma estupefacción: hay un 'solo' que parece una motosierra cortando una guitarra,o un piano, pero sin motosierra. Todos los temas estan enganchados en un solo bloque, lo que predispone al oyente a escuchar al disco de un solo tirón. 'Taphead' tiene unos vientos que suenan como los pájaros de la portada, despertándose en el minuto del sol asomando por el levante. Los climas van desde el estruendo que produce la hierba al crecer, el estampido de aves al vuelo, hasta el sonido de las lágrimas rodando por una cara. En 'New Grass' Hollis canta en armonías, cortando las frases en sílabas, 'clipping' en staccatos de dolor crepuscular. La instrumentación es trémula como el paisaje a través de una catarata de lágrimas.Cierra el disco 'Runeii', misma anemia, misma decrepitud. En definitiva, el disco termina y uno se descubre apoyando los objetos con cuidado, para no romper el hechizo que el sonido dejó en el aire. Si llorás con Pimpinela, probá con esto.
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