Friday, December 02, 2011
Imperio de Las Luces
Si Dios fuese un calesitero me diría: 'pibe, ya diste 36 vueltas al sol, y me debés el boleto' Sigo, digo, en mi exilio, chantajeando mi condición humana, como el ladrón y el mismo mentiroso que soy, permitiéndome una vuelta más, un farsante a los ojos de todos, un recolector de furtivas miradas femeninas, eterno acreedor del amor que no me merezco, poseído por una rancia lujuria a la que me he acostumbrado, y que mantengo a raya, autoflagelándome en mi dipsomanía, mi onanismo crónico, mi baño de esceptiscismo diario. Verano en Santa Fe, y el índice de bochorno casi llega a 'diarrea estival', o 'calor de mierda'. So much depends on the weather. Seguir viviendo es permitirse la decrepitud, la obsolescencia, el envilecimiento, el optimismo, en una manifiesta autoindulgencia, que con el tiempo se hace subrepticia, cómoda, consuetudinaria, taimada en su persistencia. Uso mi máscara de ciudadano no violento, de manso espectador. Pero mi reputación me persigue. Mi pedigree de gusano, a prueba de desaprobación social me precede y me sigue, como el rastro plateado de una babosa. La mirada extrañada de alguna vecina me hace pensar que se me debe escuchar gritarle a mi abuela, que es sorda siempre, y necia todo el tiempo. Y a pesar de no hablar más que de mí, hago esfuerzos por desaparecer. 'Ama Nesciri', es la divisa que tomé prestada de Tomás De Kempis, y es lo más difícil de hacer: renunciar al apetito de reconocimiento que siempre atravesó mi existencia. Vuelco muchas cosas en papel, como hacía hace 5 años, cuando no tenía PC, y entraba a algún cíber con voluntad de deprimir al prójimo. Lo vuelvo a hacer, y siento lo mismo que sentía entonces: que el ánimo de trascendencia es un vicio dañino, una forma perniciosa de gritar bajo el agua, donde nadie nos va a escuchar.
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