Tuesday, April 10, 2012
Ein Traum
'Es difícil ser hombre y ser solo a esta edad, negra. La necesidad de afecto es algo que no sé cómo tomar. Cuando está caluroso, la tomo con cerveza; si está fresco, con vino, whisky, o vodka. No sé cómo es para los demás. Toda esa alegría socarrona de los 'fulbo-asado- fernet' es el forzado ánimo de regocijo de los misóginos y los huecos. Nunca pertenecí a semejante horda porque minas como vos son 'raras' para ese tipo de tipos. En cambio, yo saldría orgullosos con vos a la calle. Te miraría tanto que pisaría caca de perro, o me chocaría postes de alumbrado público por no perderme ningún gesto de tu cara, de tus manos, ningún mohín. Pero ni en sueño puedo garchar. Ayer soñé que me encontraba con una compañera de la secundaria que me gustaba. Paola, la típica rubia. Soñé que la pasaba a busacr por el trabajo, y de trampa nos íbamos a su casa porque el marido no estaba. Nos besábamos por el camino, y yo le tocaba las tetas por encima de una camisa de denim , la misma que usaba cuando tenía 17 años, y que a veces llevaba al colegio. Entrábamos en un edificio parecido al Museo de Ciencias Naturales, y ella me se perdía y me dejaba ahí, en hall central, entre vitrinas de animales embalsamados. Pasaba gente ausente, como alienada, repitiendo frases sin sentido, en un soliloquio delirante. Un tipo alto de barba candado, y vestido con una chaquetilla blanca se presentaba y decía que iba a ayudarme con 'mi problema'. Obviamente, estaba en un manicomio. Pero no es lo más triste. Lo más triste es que este tipo de sueños ya son como un género en mis noches. Y si sueño que garcho, es con mi hermana. Es difícil ser hombre y soltero a esta edad. Los dominos se hacen eternos y no hay forma de superarlos, salvo soñando, sea despierto, o dormido. Cuando estoy despierto, te sueño paseándote por al lado de una piscina, vestida solamente con una musculosa negra, una tanga, nada más. Vas descalza y metés la punta del dedo gordo del pie en el agua; dolés de tan hermosa. Evidentemente estamos hambrientos después de hacer el amor, y es la siesta. Yo cierro la puerta de la heladera, y te grito '¡Negra, ¿querés ensalada de fruta?, y vos contestás, ¡Sí, dale! ¡Pero no le pongas vodka, turro!'
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