Dicen las malas lenguas, (pero Alá sí que sabe chupar conchas)
que en la California de los primeros setentas, había un estudio de
grabación, al que los ingleses Led Zeppelin acudieron, en afán
de conquistar el Oeste, para grabar el disco 'Houses Of The Holy',
en el año '72. Allí llegaron, con un montón de groupies, drogas y excitación,
en un clima jovial a combinar sexo, borracheras e inspiración. Y en ese
clima festivo, entre Jack Daniels, cocaína, y chicas, que tanto ayudan a la creación, había alguien que no festejaba: una figura oscura, de overall, rostro perlado en transpiración, que no llevaba guitarra, ni pantalones de filigrana ni festón. Era el hombre de la limpieza, un negro afroamericano que se comía el verdugueo de los músicos de sesión. 'Vení, negro', le decía Robert Plant, 'lustrame el sable, que se me cayó el pantalón'. O 'dale negro, barréme la sala, que mañana hay grabación'. Este hombre, ya cansado de tanta humillación,
un día se retobó y, con un dedo al aire, les lanzó una maldición:
''Ya van a ver, cuando mi hijo sea grande, y aprenda a tocar la guitarra, les va a afanar los yeites, como Uds los blancos hicieron con los de nuestra condición, y no podrán acusarlo ni de plagio, ni traición, porque 100 años de gracia tiene el que le roba a un ladrón'.
Nadie nunca supo el nombre de este hombre, entre tanta confusión, pero Jimi Page tuvo en un momento de esclarecimiento justo al paso de los años, cuando supo en un segundo, mirando televisión, que aquel moreno señor, se apellidaba Kravitz como su vástago Lenny, cuando escuchólo cantando una canción'' ROCK 'N ROLL IS DEAD
en un clima jovial a combinar sexo, borracheras e inspiración. Y en ese
clima festivo, entre Jack Daniels, cocaína, y chicas, que tanto ayudan a la creación, había alguien que no festejaba: una figura oscura, de overall, rostro perlado en transpiración, que no llevaba guitarra, ni pantalones de filigrana ni festón. Era el hombre de la limpieza, un negro afroamericano que se comía el verdugueo de los músicos de sesión. 'Vení, negro', le decía Robert Plant, 'lustrame el sable, que se me cayó el pantalón'. O 'dale negro, barréme la sala, que mañana hay grabación'. Este hombre, ya cansado de tanta humillación,
un día se retobó y, con un dedo al aire, les lanzó una maldición:
''Ya van a ver, cuando mi hijo sea grande, y aprenda a tocar la guitarra, les va a afanar los yeites, como Uds los blancos hicieron con los de nuestra condición, y no podrán acusarlo ni de plagio, ni traición, porque 100 años de gracia tiene el que le roba a un ladrón'.
Nadie nunca supo el nombre de este hombre, entre tanta confusión, pero Jimi Page tuvo en un momento de esclarecimiento justo al paso de los años, cuando supo en un segundo, mirando televisión, que aquel moreno señor, se apellidaba Kravitz como su vástago Lenny, cuando escuchólo cantando una canción'' ROCK 'N ROLL IS DEAD
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