Justo cuando pensábamos que este fin de año no nos depararía más que lechón frío pateándonos al hígado, y parientes rompiéndonos las pelotas, llegó a esta redacción un boletín de prensa de Los Chonguitos, ahora rebautizados como Los Chonguitos Asesinos, la banda de folklore glam que le puso purpurina, lentejuelas, y botas rosas al Festival de Cosquín, provocando las náuseas, y la homofobia en la Plaza Próspero Molina en el 85'. Parias y heresiarcas desde un principio, llevaron su propuesta a La Falda el año siguiente buscando la apertura mental del público rockero. Pero fue demasiado hasta para ellos. El cantante de la banda, Adrián Sciolítico, le robó la minifalda a Patricia Sosa del camarín de La Torre, y después vomitó fernet con coca sobre los blancos e inmaculados pantalones de Oscar Mediavilla. El público no entendió lo de el maquillaje profuso, la ropa rutilante, y el repertorio de chacareras eléctricas y lo inusual de los instrumentos (son los inventores del charango doble de seis y doce cuerdas hecho no con mulita sino con dos caparazones de tatú carreta, a la manera de un Jimmy Page telúrico) con arrebatadores títulos como 'En la Rueda de Carro, el Paisano entregó el Ano', 'La Pampa Tiene El Ombú, y Yo Tengo Este Arbol' o 'Donde Iremos a Fumar si se Apaga esta Rama'. No encajaban en ningún lado, pero, Gustavo Santaolalla, gran descubridor de porquerías insufribles, les dio una oportunidad. Y el resto de la historia es conocido: problemas con el vino de damajuana, las empanadas de humita, y el locro a cualquier hora. Se impuso desintoxicación, y rigurosa puesta al día. Se les perdió de vista o de oídas, pero este año se rumoreaba un cambio de imagen, una sobriedad autoimpuesta pero que sin embargo contrastaba con las truculencias de siempre: quisieron grabar un disco de duetos como banda de apoyo en el que aportarían las voces los criminales más conocidos de los últimos tiempos. A la manera de los Sex Pistols con Ronald Biggs, y de La Mancha de Rolando con Amado Boudou, Los Chonguitos querían grabar con La Garza Sosa, el Gordo Valor, y hasta con Ricardo Barreda. La Liga de Tilingas Rialistas saltó como leche de guascazo, como así también el colectivo LGBTIIMXIV, que pusieron el pito en el cielo, llamando la atención de medios, y opinión pública por igual. No importa, el año que viene esperamos más de nuestro héroes, los denostados Chonguitos
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