Así como Eric Hobsbawm decía que el siglo XIX terminó en realidad en 1914, la aburrida década del ochenta terminó en 1994, con esta película, que le puso la tapa a todos los tópicos idiotas de la década reaganista: los vigilantes forzudos implacables ( Stallone, Schwarzenegger, Chuck Norris) los culebrones espaciales, los extraterrestres amigables, y la Ciencia Ficción optimista con viajes en el tiempo (Lucas, Spielberg, Zemeckis) las comedias teen con acné de la preparatoria donde siempre el loser tristón se ganaba a la minita (Breakfast Club, Karate Kid, o cualquiera donde aparecieran Michael Fox, o la coloradita esa)
Con un presupuesto modesto para lo que representa el promedio de Hollywood (ocho millones de dólares) que terminó recaudando 200 millones, e inauguró la era del cine 'indie', y toda una descendencia de historias de gángsters trajeados, asaltos, policías corruptos, y mujeres más peligrosas que cualquier arma de fuego. El cine acusó recibo primero (¿alguien se acuerda que ese mismo año se estrenó el bodriazo de 'Forrest Gump', y su lacrimógena historia patriotera y cursi?) dándonos con hijos putativos como Guy Ritchie o Robert Rodríguez, lo que llevó a que se revaloraran los tópicos de la novela negra, y cómics como los de Frank Miller, o Will Eisner.
La recién estrenada década del noventa ya había mostrado tres saludables síntomas al respecto: 'Bad Lieutenant', de Abel Ferrara (1992), 'Cape Fear', de Scorsese (1992) y 'Romeo Is Bleeding' del 93, donde la figura del policía corrupto, típico tópico del cine negro se vestía de uniforme en las actuaciones de Harvey Keitel, y Gary Oldman, y la figura del vengativo ex convicto protagonizado por DeNiro, alteraban la predecible mímesis del espectador con las figuras representativas de la legalidad, y con el tema común de la redención en cada uno de los tres protagonistas. Tarantino aportó primero 'Reservoir Dogs', sobre un asalto a un banco que sale mal, y que es contado en retrospectiva por la banda de ladrones reunida en su refugio. Es esta una película de actores, que nos muestra la magistral labor del mencionado Keitel, que confió en Tarantino casi sin conocerlo, Michael Madsen, Tim Roth, Steve Buscemi, reconstruyendo en el relato el malogrado atraco, revisando los errores de la tarea, a manera de ensayo póstumo, en el que se ve el oficio de los actores, y del libro. Es esta misma minuciosidad la que despliega Tarantino en Pulp Fiction, con tres historias que se tocan en algún punto, con personajes que van y vienen, en una historia única no lineal, que haría la envidia de cualquiera de nuestros mediocres realizadores locales, tan afectos a la salamería y el sentimentalismo ( todavía me acuerdo un reportaje a Marcelo Piñeyro en que confesaba que la historia le había parecido 'demasiado rebuscada') La televisión no sintió el cimbronazo inmediatamente (ese mismo mayo del 94 empezaba la forrada de 'Friends', y sus diez temporadas consecutivas) pero menos de veinte años después, si una serie como Breaking Bad, tiene como protagonistas personajes con talante de antihéroes, significa que algo pasó, porque son estos motivos que habrían sido impensables en la modosa década del ochenta.
Si hay algo que Tarantino pone en práctica en sus películas, y que reconoce haber imitado de su admirado, y recientemente desaparecido Elmore Leonard, es ese uso de diálogos aparentemente triviales, sobre anécdotas que si bien no hacen a la historia, quedan en la memoria del espectador, y le dan realismo a los personajes, humanizándolos. Travolta y Samuel L Jackson hablan sobre hamburguesas en Pulp Fiction, la banda de ladrones de Reservoir Dogs, que no se conocen por sus nombres reales, se cuentan anécdotas sobre series de televisión para 'romper el hielo', tal como lo hace Uma Thurman con el empleado de su pareja, que tiene que sacarla a cenar para demostrarle su fidelidad. Es cierto que en general el humor es viril, socarrón y machista, pero personajes como Mia aportan la verdadera imagen que Tarantino tiene de la mujer, con su carga de peligrosos caprichos e impredictibilidad.
Pulp Fiction tiene tres historias que se cruzan en algún momento, pero en cada una hay un tema de cambio de vida, de punto de inflexión que afecta a uno de los personajes. Los gángsters encarnados por Samuel L Jackson y Travolta debe liquidar a un soplón y es allí donde se produce un 'milagro': un novato que se esconde cuando los sicarios entran en la escena de la ejecución, la irrumpe a los tiros contra la pareja, que consigue salir ilesa. Reflexionando sobre el hecho uno de ellos decide dejar la vida delictiva. El boxeador que encarna Bruce Willis, yendo en contra de su contrato en el que debe 'ir a menos' en una pelea para emparejar las apuestas en favor de su contrincante, tiene un sueño que lo disuade a ir en contra de lo que acordó, knockeando a su rival, y huyendo de la escena. Y si a Marcellus Wallace no le cambió la vida para bien, le abrió 'un mundo de sensaciones'. En las dos historias hay un deus ex machina, un evento anormal que tuerce el rumbo de la historia.
La música dejó tanta mella como lo colorido de las historias. En Pulp Fiction se rompe la idea del score, de la música compuesta PARA el film, ya que aquí se agrupan canciones ya conocidas en un nuevo contexto. Es sabido que Tarantino es un dedicado coleccionista de discos, y en Reservoir Dogs, la voz en off de un locutor que anima con temas ítalo pop las escenas más crudas hace las veces de atenuante, como de hilo conductor, como una banda de sonido consciente de sí misma, como si fuera un personaje más, y no sólo un efecto incidental. En Pulp Fiction hay música surf, soul, y una escena en que Travolta y Uma Thurman bailan un tema de Chuck Berry en un concurso de baile en una 'tour de force' memorable. Al revés de lo que se pueda suponer, Tarantino no busca la música para determinada escena, sino que la canción le sugiere la historia, o el motivo de la escena.
Pulp Fiction fue un hito de economía de recursos, de austeridad, condimentada con un personalísimo sentido de la estética, y carácter atemporal, que fue en contra de la corriente imperante y sus tropos, anquilosados en valores propios del ATP, en favor del Prohibido para Menores, que salió del exceso y la vacuidad de los FX, para darle paso a lo substancial de la historia, perfecto equilibrio entre forma y contenido. Y si lo 'indie' se entiende hoy como cualquier film con colores glaucos, rostros inexpresivos, los mismos actores hieráticos, y la misma ausencia de vicisitudes memorables, allí estará Pulp Fiction, con sus colores chillones, sus saltos espacio temporales, su trama retorcida y su música atronadora. Inolvidable
DEUS EX MACHINA: 'Do you think God came down from heaven and...'
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