De ánimo entre dispéptico y nostálgico (acaso la dispepsia es la nostalgia involuntaria por lo que comimos) atravesamos el indescifrable blues de fin de año. Entre Navidad y Año Nuevo hay un par de indigestiones que son parte espirituales, y parte reflujo gástrico. El espejo nos revela una máscara de falaz alegría mientras nos clavamos un Sertal o una Buscapina que hace de consuelo a las tripas, un paliativo al frágil equlibrio químico de una estación de por sí desequlibrada. Papá Noel no existe, los Reyes son los padres, y algunas cosas siguen estando ahí, que a pesar de inmateriales, me hacen sentir en casa como todos los fines de año: en la radio siguen esas canciones intemporales y cursis, una atmósfera artificial hecha de música que suena casi igual desde hace 25 años.Un par de voces de veteranos locutores ( Beltramini, Ramiro Reláñez, Colasanti) me proporciona el sentido de familiaridad que pierdo siempre en esta época. El 25 a la madrugada me despiertan los vecinos con una guitarreada de borrachos entusiastas. La alegría es siempre ajena, y el insomnio entre versiones de rock nacional y acidez es mío, gracias (¿no aprendieron los mismos vecinos hace 10 años lo irritantes que pueden ser con estas costumbres tan fuera de agenda como para no acordarse de mí, saliendo en calzoncillos a la calle y rompiéndoles los vidrios del pallier a pedradas?) Santa Fe vive un feriado adormilado bajo la cunícula abrasadora de diciembre. Me vengo al cíber, atendido por el mismo gordito. Casi me siento en casa.
Saturday, December 25, 2010
Friday, December 10, 2010
Fin de Año Duraznito
Duraznito, toda una estrella del varieté desde los años treinta, cuando recorría circos, clubes y teatros con su dueño y mentor, y desde entonces arrumbado en un baúl, desmerecido y olvidado de sus pasadas glorias, volvió a aparecer en el nuevo siglo, deseoso de que algún ventrílocuo lo volviera a poner sobre sus rodillas y lo hiciera encantar a las multitudes, siempre ávidas de novedades y de tragos largos. Pero su búsqueda fue infructuosa: nadie que estuviera vivo lo recordaba. Su estrella se había agotado en 1945 y, a pesar de ser una figura de la radio, otros muñecos, como Mateyko, le ganaron en popularidad desde la TV. Golpeó puertas en el despacho de representantes artísticos, productores de espectáculos, y hasta se pasó tardes enteras en un bar de San Telmo donde se reúnen los que dominan este extraño arte escénico. Pero era inútil: él, el muñeco más travieso del siglo XX, el que le había chupado las tetas a Claudia Cardinale cuando aún era virgen, el (in)oportuno bromista que siempre dejaba rodar una cabeza de cerdo en las sinagogas para el Rosch Aschaná, o en las mezquitas para el ramadam, no conseguía un contrato para volver a actuar. Estos son tiempos de monólogos de la vagina, soliloquios del pene, cómicos stand-up, y demás salamerías.
Pero su suerte cambió cuando conoció a Locrio, el gato jazzero más rantifuso y bataclán de este lado del Paraná, un tipo que también andaba de capa caída, pero era más por sus problemas con polleras que por otra cosa. Se conocieron en la barra de un clú de bochas, esos lugares donde se desayuna con ferné y se almuerza con whisky; donde mujeres casadas van a buscar acción trepidante con los solterones en los baños del local; una institución de barrio donde se sirven amarettis y suculentas picadas a cualquier hora (Bieckertt negra con bandejita de lengua a la vinagreta, buseca, salchichas en salsa, quesito con aceite y pimienta, y salamín picado grueso, $19) Pero me bifurco en detalles gastronómicos -saludos para la gente del Club Alvear- : se conocieron en la navidad de 1987, cuando los dos tenían un gran corso a contramano en la cabeza cada uno. Locrio estaba pasando por una crisis como músico, y consumía grandes cantidades de cocaína; Duraznito vivía duro porque era un muñeco. Al saberse los dos con vocación para las tablas y la vida bohemia, se dió naturalemente que el espectáculo de la Kool Kat Jazz Band fuera abierto con monólogos de Duraznito, que se despachaba con cáustica mordacidad contra todo lo establecido: la burguesía 'progre' autocomplaciente, que se dice socialista, y se muere por una casa de fin de semana en Rincón, los empleados públicos que odian al compañero que se juega en un microemprendimiento por su cuenta, la mediocridad reinante.Es lógico, antes de salir al escenario se daba unos raquetazos de frula que ni Delpo. Era el Lenny Bruce de madera, sobreviviente de todas las revoluciones y devaluaciones.Pero no duró mucho su estrella en el nuevo siglo: las drogas, las mujeres -en la foto se los ve con Yocasta y Antígona, sus amigas de los años cuarenta- y el éxito pajero se le subieron a esa cabeza de aserrín. El dealer vivía prácticamente dentro de la casa de Duraznito, cocinando pastas de todas clases en fiestas de lo más reputas; las demandas por difamación lo tenían yendo a tribunales casi cada semana, y gastando en bogas más que en putas, por lo que decidió un último acto que lo consagraría a la inmortalidad pradójicamente por tratarse de un suicidio en escena. Una noche, antes del show de Locrio, Duraznito, drogado como siempre, se bajó los pantalones, y después de preguntarle al público '¿Quieren ver cómo acaba un muñeco?' empezó a masturbarse para empezar a echar humo por la fricción que producía al subir y bajar su mano de madera por su miembro. Así fue que se prendió fuego y, con quemaduras de tercer grado llegó al viejo hospital de los muñecos, el pobre Duraznito malherido. Claro, después se supo que se había rociado con bencina antes del show, y que el término 'acabar', sí, hubo de estar encomillado.
Friday, November 05, 2010
Laiseca
Un delicioso fragmento de 'Las Aventuras del Profesor Filigranati'
'¿Vos sos el Marqués de Sade, cierto?' - pero lo preguntó con cierta admiración.
Entonces ahí, por una vez, surgió el viejo Filigranati:
- Nosotros los sádicos no lo reconocemos como sadista a Sade. El no amaba a la vida. Deseaba destruirla. El castillo de Los Ciento Veinte días de Sodoma es el propio Universo, y lo que esos tipos hacen adentro es la tarea del Anti-Ser en pleno.
La máxima expresión nunca es la muerte. El sadomasoquismo constructor no daña y está siempre a favor del placer y la felicidad.
Cualquiera que lo oyese hubiera podido pensar que Filigranati seguía siendo el mismo. En realidad su alma, a esta altura, sólo se sostenía con alfileres.
- Hacéme lo que quieras, pero juráme que no me vas a a lastimar.
- Te lo juro. En ningún caso serás dañada.
Hasta él se lo creía.
- Espero que no te moleste lo que te voy a decir. Pienso que...si te tomás tantas molestias conmigo...algo te debo gustar.
- Puede ser. Pero tenés que engordar diez kilos y volverte puta del culo. Cuando una mujer se vuelve puta del culo es que ya se hizo completamente puta.
Ella se le puso de rodillas y buscando algo lo encontró. Cuando su boca ya no pudo contenerlo se colocó en cuatro patas sobre la cama. Dijo con desesperación y brutalidad separando los cantos:
- Heríme. Heríme por aquí. Sodomizáme.
- Pujá, pujá como si quisieras hacer la caca y te entra todo.
Con una mano la acariciaba en la entrepierna.
Dejar de creerse inmortal y ver el certificado de defunción cerca logra maravillas. La chica tuvo un orgasmo
tumultuoso. Luego se puso a llorar.
El le acarició el pelo:
- ¿Lo ves, chiquita?¿Lo comprendés ahora? El sadomasoquismo es la única verdad. Cura lo incurable. Sadismo es amor. Masoquismo es ternura. Vampirismo es protección. Pronto vas a ser como un enorme bombón de licor. Dijo Napoleón: ''La corona de Francia estaba tirada en el barro y yo la levanté con la punta de mi espada''. Tu culo estaba tirado en el barro y yo lo levanté con la punta de mi pija. Ahora sí sos hermosa. Como sólo una víctima puede serlo. Pronto vas a aprender que dados los placeres oscuros, los luminosos vienen por añadidura.
Hacia el final de la película la ex transgresora no sólo había engordado los diez kilos que le ordenaron. Estaba
locamente enamorada de su verdugo. Pero Filigranati no. Para él esta chica era un trabajo: de esos que realizaba para no volverse loco en la prisión. Drusila era su enfermedad.'
'¿Vos sos el Marqués de Sade, cierto?' - pero lo preguntó con cierta admiración.
Entonces ahí, por una vez, surgió el viejo Filigranati:
- Nosotros los sádicos no lo reconocemos como sadista a Sade. El no amaba a la vida. Deseaba destruirla. El castillo de Los Ciento Veinte días de Sodoma es el propio Universo, y lo que esos tipos hacen adentro es la tarea del Anti-Ser en pleno.
La máxima expresión nunca es la muerte. El sadomasoquismo constructor no daña y está siempre a favor del placer y la felicidad.
Cualquiera que lo oyese hubiera podido pensar que Filigranati seguía siendo el mismo. En realidad su alma, a esta altura, sólo se sostenía con alfileres.
- Hacéme lo que quieras, pero juráme que no me vas a a lastimar.
- Te lo juro. En ningún caso serás dañada.
Hasta él se lo creía.
- Espero que no te moleste lo que te voy a decir. Pienso que...si te tomás tantas molestias conmigo...algo te debo gustar.
- Puede ser. Pero tenés que engordar diez kilos y volverte puta del culo. Cuando una mujer se vuelve puta del culo es que ya se hizo completamente puta.
Ella se le puso de rodillas y buscando algo lo encontró. Cuando su boca ya no pudo contenerlo se colocó en cuatro patas sobre la cama. Dijo con desesperación y brutalidad separando los cantos:
- Heríme. Heríme por aquí. Sodomizáme.
- Pujá, pujá como si quisieras hacer la caca y te entra todo.
Con una mano la acariciaba en la entrepierna.
Dejar de creerse inmortal y ver el certificado de defunción cerca logra maravillas. La chica tuvo un orgasmo
tumultuoso. Luego se puso a llorar.
El le acarició el pelo:
- ¿Lo ves, chiquita?¿Lo comprendés ahora? El sadomasoquismo es la única verdad. Cura lo incurable. Sadismo es amor. Masoquismo es ternura. Vampirismo es protección. Pronto vas a ser como un enorme bombón de licor. Dijo Napoleón: ''La corona de Francia estaba tirada en el barro y yo la levanté con la punta de mi espada''. Tu culo estaba tirado en el barro y yo lo levanté con la punta de mi pija. Ahora sí sos hermosa. Como sólo una víctima puede serlo. Pronto vas a aprender que dados los placeres oscuros, los luminosos vienen por añadidura.
Hacia el final de la película la ex transgresora no sólo había engordado los diez kilos que le ordenaron. Estaba
locamente enamorada de su verdugo. Pero Filigranati no. Para él esta chica era un trabajo: de esos que realizaba para no volverse loco en la prisión. Drusila era su enfermedad.'
Thursday, November 04, 2010
La Hora de la Rata
Un desvergonzado cuento que escribí en otra época, que vuelvo a releer, y a corregir con pudor cuasi paternal. No soy responsable de lo que fuí. No soy el padre de aquel adolescente (tampoco quisiera tener un padre como yo)
*****************
Cien días antes de que China atacara el Tibet, un monje en un monasterio en las montañas tuvo una visión en la que vio sangre en las cumbres de nieves eternas. Se acercaba el invierno y el presagio de una masacre inminente lo llevó a ayunar por cuarenta días en los que sólo se alimento con cortezas de pino y bebiendo nieve. Terminado este período, su voluntad lo llevó a pedir que se lo enterrase vivo dentro de una caja de madera. Así fue como, sentado en la posición del loto, ocupó una caja que lo contuvo bajo tierra mientras entonaba mantras y tañía una pequeña campana. Después de veinte días, la campana dejó de sonar. Dicen que la caja se pudrió y las ratas entraron a devorar los restos del monje.
Cuando los chinos llegaron, todos los monjes del monasterio lo sabían. Los esperaron rezando en resignación, y enseguida los soldados del régimen sometieron la aldea e impidieron que se acercaran comida al monasterio. Los monjes estuvieron vigilados muy de cerca por un pelotón y se les prohibió que ingirieran alimentos. Se los hizo arrodillar en una barraca al aire libre. Las primeras heladas del invierno en ciernes se convirtieron en carámbanos colgando de los aleros, y los carámbanos se convirtieron en nieve que soplaba contra las barracas en hálitos sibilantes. Iban para dos semanas del sitio al monasterio y un gordo sargento del régimen dictaminó que la inanición iba a ser el fin de los heréticos budistas. Uno de los monjes se mantuvo mudo todo el tiempo y fijó la mirada en uno de los soldados. El soldado en particular era el encargado del pelotón y, sintiéndose ofendido por la mirada del monje, le pego un culatazo y lo escupió. Le ofendía este monje en particular; su silencio viscoso, de caracol, le parecía más irreverente que cualquier grito o ataque. Su costumbre de manipular cuatro guijarros en el piso delante de sus rodillas producía inquietud en los demás. El número cuatro es la muerte en chino, y es considerado de mala suerte. Se llamó al sargento, que interrogó al monje, que no se levantó. Siguió postrado en silencio hasta que, después de un rato se dirigió al sargento y le dijo: ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, y pensarás en mí’. El sargento, que era hijo de un zapatero a las orillas del río Amarillo, rió y volvió a golpear al monje. Los monjes no tenían zapatos, y tampoco cerebro -pensó-. Al otro día, y al ver que el monje seguía con sus artilugios con las piedritas, lo interpeló de nuevo. El frío hacia perder la consciencia a los monjes, que caían desvanecidos, consumidos por la emaciación uno tras otro. El monje masticaba sus piedritas y se mantenía, a pesar del frío y el hambre, incólume sobre sus rodillas, semejante a la estatua del Buda que estaba afuera en el jardín. Fue llevado ante el sargento que volvió a pegarle en la boca hasta que escupió los guijarros en un sangriento escupitajo. El monje miró al sargento y volvió a musitar: ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, y pensarás en mí’. Lo mismo dijo el día siguiente cuando el sargento pasó a su lado. Y al día siguiente. El gordo sargento siguió soportando el pequeño acoso del desnutrido e insolente monje cada vez que este lo veía. ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, pensarás en mí’. Por días y días de nevadas los monjes fueron muriendo hasta que sólo quedo el irreverente y desvergonzado cadáver que ahora miraba a los soldados desde lo profundo de esos ojos, que, hincados en sus cuencas, parecían los de un loco. Los soldados se mantenían bien alimentados por su rancho y el sargento no sólo comía arroz: había aumentado de peso gracias a los embutidos que les sacaban a los campesinos de la aldea y a la cerveza que tomaban todas las noches. Cuando el insolente monje murió, su cuerpo fue arrojado al bosque donde los lobos lo despedazaron.
El sargento se puso en marcha para sitiar la aldea y repetir el experimento con los campesinos, pero cayó enfermo por una fiebre, que todos atribuyeron a su sobrepeso: se lo veía moverse con dificultad merced a lo abultado de su barriga, que lo convertía en una torpe figura al caminar por entre los senderos de la aldea. Su rostro perlado en sudor remedaba la grasa que cae por la cara de un cerdo cocinándose. Y así se lo vio en su lecho de muerte, no sin antes registrarse un asombroso suceso. Su abultada barriga se hendió primero en un apenas pronunciado tajo, para abrirse totalmente poco después del estertor que lo dejo con los ojos muy abiertos a pesar de lo escueto de la mirada de su tipo mongoloide, esos resquicios de vida que parecían escaparse incrédulos al ver docenas de ratas que se escapaban por la herida que ahora no se insinuaba, sino que era un torrente de oscuras formas frenéticas, las ratas que salían de su cuerpo, las mismas que habían devorado los restos de aquel monje, sobre cuya tumba hoy crece y florece un cerezo, descanso del viajero que bajo su follaje se sienta a descansar, ajeno a esta historia como quizás lo eres tú. Dicen que los soldados chinos se volvieron monjes y guardan voto de silencio acerca de lo ocurrido, que el cerezo florece cada vez que se cumple un año más de la muerte de aquel monje, que entregó su vida para evitar un mal mayor.
*****************
Cien días antes de que China atacara el Tibet, un monje en un monasterio en las montañas tuvo una visión en la que vio sangre en las cumbres de nieves eternas. Se acercaba el invierno y el presagio de una masacre inminente lo llevó a ayunar por cuarenta días en los que sólo se alimento con cortezas de pino y bebiendo nieve. Terminado este período, su voluntad lo llevó a pedir que se lo enterrase vivo dentro de una caja de madera. Así fue como, sentado en la posición del loto, ocupó una caja que lo contuvo bajo tierra mientras entonaba mantras y tañía una pequeña campana. Después de veinte días, la campana dejó de sonar. Dicen que la caja se pudrió y las ratas entraron a devorar los restos del monje.
Cuando los chinos llegaron, todos los monjes del monasterio lo sabían. Los esperaron rezando en resignación, y enseguida los soldados del régimen sometieron la aldea e impidieron que se acercaran comida al monasterio. Los monjes estuvieron vigilados muy de cerca por un pelotón y se les prohibió que ingirieran alimentos. Se los hizo arrodillar en una barraca al aire libre. Las primeras heladas del invierno en ciernes se convirtieron en carámbanos colgando de los aleros, y los carámbanos se convirtieron en nieve que soplaba contra las barracas en hálitos sibilantes. Iban para dos semanas del sitio al monasterio y un gordo sargento del régimen dictaminó que la inanición iba a ser el fin de los heréticos budistas. Uno de los monjes se mantuvo mudo todo el tiempo y fijó la mirada en uno de los soldados. El soldado en particular era el encargado del pelotón y, sintiéndose ofendido por la mirada del monje, le pego un culatazo y lo escupió. Le ofendía este monje en particular; su silencio viscoso, de caracol, le parecía más irreverente que cualquier grito o ataque. Su costumbre de manipular cuatro guijarros en el piso delante de sus rodillas producía inquietud en los demás. El número cuatro es la muerte en chino, y es considerado de mala suerte. Se llamó al sargento, que interrogó al monje, que no se levantó. Siguió postrado en silencio hasta que, después de un rato se dirigió al sargento y le dijo: ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, y pensarás en mí’. El sargento, que era hijo de un zapatero a las orillas del río Amarillo, rió y volvió a golpear al monje. Los monjes no tenían zapatos, y tampoco cerebro -pensó-. Al otro día, y al ver que el monje seguía con sus artilugios con las piedritas, lo interpeló de nuevo. El frío hacia perder la consciencia a los monjes, que caían desvanecidos, consumidos por la emaciación uno tras otro. El monje masticaba sus piedritas y se mantenía, a pesar del frío y el hambre, incólume sobre sus rodillas, semejante a la estatua del Buda que estaba afuera en el jardín. Fue llevado ante el sargento que volvió a pegarle en la boca hasta que escupió los guijarros en un sangriento escupitajo. El monje miró al sargento y volvió a musitar: ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, y pensarás en mí’. Lo mismo dijo el día siguiente cuando el sargento pasó a su lado. Y al día siguiente. El gordo sargento siguió soportando el pequeño acoso del desnutrido e insolente monje cada vez que este lo veía. ‘Esta noche, a la hora de la rata, comerás tu arroz, pensarás en mí’. Por días y días de nevadas los monjes fueron muriendo hasta que sólo quedo el irreverente y desvergonzado cadáver que ahora miraba a los soldados desde lo profundo de esos ojos, que, hincados en sus cuencas, parecían los de un loco. Los soldados se mantenían bien alimentados por su rancho y el sargento no sólo comía arroz: había aumentado de peso gracias a los embutidos que les sacaban a los campesinos de la aldea y a la cerveza que tomaban todas las noches. Cuando el insolente monje murió, su cuerpo fue arrojado al bosque donde los lobos lo despedazaron.
El sargento se puso en marcha para sitiar la aldea y repetir el experimento con los campesinos, pero cayó enfermo por una fiebre, que todos atribuyeron a su sobrepeso: se lo veía moverse con dificultad merced a lo abultado de su barriga, que lo convertía en una torpe figura al caminar por entre los senderos de la aldea. Su rostro perlado en sudor remedaba la grasa que cae por la cara de un cerdo cocinándose. Y así se lo vio en su lecho de muerte, no sin antes registrarse un asombroso suceso. Su abultada barriga se hendió primero en un apenas pronunciado tajo, para abrirse totalmente poco después del estertor que lo dejo con los ojos muy abiertos a pesar de lo escueto de la mirada de su tipo mongoloide, esos resquicios de vida que parecían escaparse incrédulos al ver docenas de ratas que se escapaban por la herida que ahora no se insinuaba, sino que era un torrente de oscuras formas frenéticas, las ratas que salían de su cuerpo, las mismas que habían devorado los restos de aquel monje, sobre cuya tumba hoy crece y florece un cerezo, descanso del viajero que bajo su follaje se sienta a descansar, ajeno a esta historia como quizás lo eres tú. Dicen que los soldados chinos se volvieron monjes y guardan voto de silencio acerca de lo ocurrido, que el cerezo florece cada vez que se cumple un año más de la muerte de aquel monje, que entregó su vida para evitar un mal mayor.
Monday, October 25, 2010
Un Dado Egocéntrico
Un texto falsamente atribuído a Julio Cortázar que salió publicado en una revista rosarina llamada El Lagrimal Trifurca en 1969. A poco de que se publiquen cartas del escritor argentino, recordamos un caso de apócrifo que hizo pisar el palito a más de uno.
'Ese era un dado egocéntrico. Cayera como cayera, siempre caía de cara, y con la misma sonrisa entonaba:
'soy yo, soy yo'. Le hacíamos las mil y una al pobre dado: lo lanzábamos desde el balcón, adentro del plato de sopa, o justo antes de que se sentara tía Albertina (105 kilos), lo poníamos sobre el banco. Los insultos de tía no nos incumbían: se los cargábamos al dado. Pero igual volvíamos a arrojarlo y zácate, caía de cara, y dale cantar 'soy yo, soy yo'. Una vez al Beto se le ocurrió limarle las aristas. Estuvimos como dos días sin parar hasta que quedó hecho una bolita. Vamos a ver si ahora cantás, dijo Beto, y lo lanzó sobre las baldosas del patio. Apenas tocó el suelo, el dado empezó a decir: 'puta que te parió, puta que te parió'. Y continuó rodando sin parar y meta cantar 'puta que te parió, puta que te parió, puta que te parió'
'Ese era un dado egocéntrico. Cayera como cayera, siempre caía de cara, y con la misma sonrisa entonaba:
'soy yo, soy yo'. Le hacíamos las mil y una al pobre dado: lo lanzábamos desde el balcón, adentro del plato de sopa, o justo antes de que se sentara tía Albertina (105 kilos), lo poníamos sobre el banco. Los insultos de tía no nos incumbían: se los cargábamos al dado. Pero igual volvíamos a arrojarlo y zácate, caía de cara, y dale cantar 'soy yo, soy yo'. Una vez al Beto se le ocurrió limarle las aristas. Estuvimos como dos días sin parar hasta que quedó hecho una bolita. Vamos a ver si ahora cantás, dijo Beto, y lo lanzó sobre las baldosas del patio. Apenas tocó el suelo, el dado empezó a decir: 'puta que te parió, puta que te parió'. Y continuó rodando sin parar y meta cantar 'puta que te parió, puta que te parió, puta que te parió'
Monday, October 11, 2010
Ars amandi
'Movéte, gordo'. Ella en su imperativo tono femenino no lograba ( más bien todo lo contrario) que El consiguiera una erección completa. Más bien un inapetente priapo, mojado, casi ofendido de que lo despertaran a esta hora lo miraba desde abajo de esa panza sin esperanza, como a medias irrigado por la falla cardíaca de El.
'La puta que te parió'. El, irritado por la falta de motivación y lo inhóspito de una recriminación así, espetada al aire como un gargajo lubricador, no conseguía ponerse lo SUFICIENTEMENTE duro para penetrar ese culito que era el sueño de cualquier tipo que estuviera envergado.No como el de su mujer (60, ama de casa) que parecía una escalera a un sótano, húmedo, lleno de telas de araña, oscuro y blandengue. Esto no era una tarea fácil a esta edad: las pastillitas ayudaban, sí, pero la comida había sido demasiado abundante, con la consabida libación de tinto de la casa. Esto no era satisfacer a una mujer; era como tratar de jugar al billar con una soga. Y después del primer polvo, todos los demás, igualmente cortos, exiguos; era como cuando en la playa en Gesell, el papá del pibe de al lado hacía un castillo de arena enorme, con almenas, foso circundante, portozuelas descendientes, y él.... él sólo podía llenar una tacita con arena y darla vuelta para formar pancitas en serie, insulsas. Así eran los polvos de Oscar. Ella lo llevó a la bañera y le dijo 'por cincuenta pesos más, te meo'. Claro, ella había tomado cerveza y, conocedora de su oficio, sabía que viejos como éste pedían esas cosas. Lluvia dorada por cincuenta más, 150 el turno, cincuenta más para el remis. 'Parecías más alto por chat'
'La puta que te parió'. El, irritado por la falta de motivación y lo inhóspito de una recriminación así, espetada al aire como un gargajo lubricador, no conseguía ponerse lo SUFICIENTEMENTE duro para penetrar ese culito que era el sueño de cualquier tipo que estuviera envergado.No como el de su mujer (60, ama de casa) que parecía una escalera a un sótano, húmedo, lleno de telas de araña, oscuro y blandengue. Esto no era una tarea fácil a esta edad: las pastillitas ayudaban, sí, pero la comida había sido demasiado abundante, con la consabida libación de tinto de la casa. Esto no era satisfacer a una mujer; era como tratar de jugar al billar con una soga. Y después del primer polvo, todos los demás, igualmente cortos, exiguos; era como cuando en la playa en Gesell, el papá del pibe de al lado hacía un castillo de arena enorme, con almenas, foso circundante, portozuelas descendientes, y él.... él sólo podía llenar una tacita con arena y darla vuelta para formar pancitas en serie, insulsas. Así eran los polvos de Oscar. Ella lo llevó a la bañera y le dijo 'por cincuenta pesos más, te meo'. Claro, ella había tomado cerveza y, conocedora de su oficio, sabía que viejos como éste pedían esas cosas. Lluvia dorada por cincuenta más, 150 el turno, cincuenta más para el remis. 'Parecías más alto por chat'
3x4
Tocando eran unos animales. Patán el Perro al piano, el Conejo Tarantino en la batería, Chivo Valdés en el contrabajo, y Locrio el gato en el saxo tenor, naturalmente. Después de comer sopa paraguaya y queso de chancho con vino tinto, los ánimos estaban más que ahumados para zapar. Era la costumbre reunirse en el PH del conejo para hacer variaciones sobre tangos, o valses, e imbuírlos del regocijo lúdico de la jam sessions, que también tenían mermelada con pan, por lo general, de naranja. Alguna vez Patán había aventurado una composición en mi sostenido que iba poniéndose demasiado larga e intrincada. Había salido en un hotel, por eso le pusieron 'La Holiday Inn Suite'. Claro que esa vez estaban muy distraídos por las réplicas en miniatura de whisky que había en el minibar de la habitación, y por las gatitas, conejitas, y perritas que les habían asignado como scorters. Eran otros tiempos y había chandon en vez de vino tinto, y caviar en vez de queso de chancho, pero a cada Locrio le llega su Cancha Rayada. En otras épocas, en esas fiestas de los Alzaga Unsué en el Morocco, o en la quinta de los Revoira Lynch Arribálzaga. Había unas gatas que, de puro generosas, te dejaban tomar champán de sus zapatos de taco alto, mientras se sacaban medias con liguero, y se empolvaban la nariz en el baño. Epocas de drogas que acompañaban la prosodia de la vida de entonces: Marc Rivotril en la guitarra (sedado, sentado, sedante) cuando no Rita Leena en la voz (fijación oral, remilgues innecesarios, glissandos 'litonebbiáticos'). Pero eran otros tiempos: menos 4x4, que es música disco con tracción en las cuatro ruedas, y más 3x4, como el vals que ahora lo tenía a Chivo Valdés como contrapunto del Conejo Tarantino.
Friday, September 17, 2010
Mind the Gap
El Vacío:
"¡Si al menos pudiera sentir algo!": Esta fórmula traduce la 'nueva' desesperación que afecta a un número cada vez mayor de personas. En este punto, el acuerdo de los 'psi' parece general: desde hace veinticinco o treinta años, los desórdenes de tipo narcisista constituyen la mayor parte de los trastornos psíquicos tratados por los terapeutas, mientras que las neurosis 'clásicas' de siglo XIX, histerias, fobias, obsesiones sobre las que el psicoanálisis tomó cuerpo, ya no representan la forma predominante de los síntomas. Los trastornos narcisistas se presentan no tanto en forma de trastornos con síntomas claros y bien definidos, sino más bien como 'trastornos de carácter' caracterizados por un malestar difuso que lo invade todo, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres. Los síntomas neuróticos que correspondían al capitalismo autoritario y puritano han dejado paso bajo el empuje de la sociedad permisiva, a desórdenes narcisistas, imprecisos e intermitentes. Los pacientes ya no sufren síntomas fijos sino de trastornos vagos y difusos; la patología mental obedece a la ley de la época que tiende a la reducción de rigideces así como a la licuación de las relevancias estables: la crispación neurótica ha sido sustituida por la flotación narcisista. Imposibilidad de sentir, vacío emotivo (sic), aquí la desustanciabilización ha llegado a su término, explicitando la verdad del proceso narcisista, como estrategia del vacío.
Gilles Lipovetsky, La Era del Vacío,
Gallimard, 1983.
Traducción de Joan Vinyoli y Michele Pendanx
"¡Si al menos pudiera sentir algo!": Esta fórmula traduce la 'nueva' desesperación que afecta a un número cada vez mayor de personas. En este punto, el acuerdo de los 'psi' parece general: desde hace veinticinco o treinta años, los desórdenes de tipo narcisista constituyen la mayor parte de los trastornos psíquicos tratados por los terapeutas, mientras que las neurosis 'clásicas' de siglo XIX, histerias, fobias, obsesiones sobre las que el psicoanálisis tomó cuerpo, ya no representan la forma predominante de los síntomas. Los trastornos narcisistas se presentan no tanto en forma de trastornos con síntomas claros y bien definidos, sino más bien como 'trastornos de carácter' caracterizados por un malestar difuso que lo invade todo, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres. Los síntomas neuróticos que correspondían al capitalismo autoritario y puritano han dejado paso bajo el empuje de la sociedad permisiva, a desórdenes narcisistas, imprecisos e intermitentes. Los pacientes ya no sufren síntomas fijos sino de trastornos vagos y difusos; la patología mental obedece a la ley de la época que tiende a la reducción de rigideces así como a la licuación de las relevancias estables: la crispación neurótica ha sido sustituida por la flotación narcisista. Imposibilidad de sentir, vacío emotivo (sic), aquí la desustanciabilización ha llegado a su término, explicitando la verdad del proceso narcisista, como estrategia del vacío.
Gilles Lipovetsky, La Era del Vacío,
Gallimard, 1983.
Traducción de Joan Vinyoli y Michele Pendanx
Saturday, September 11, 2010
Toque, maestro
Horacio Guaranindie, el último baluarte del folklore alternativo, cantante del grupo Mars Travolta, la banda que la descosió en el festival juvenil de la canción Choopovinopartooza, revelación del '74, junto a sus aparceros el Chango Spacial, Rita Leena, y Ozzito Osbourne, fueron, junto a Coplanacu, como los Fronterizos con una mezcla de Hawkwind, inventores del legüero doble bombo, la vigüela doble de 6 y 12 cuerdas, y otras innovaciones en un género hecho mierda. Sus técnicas de teatralidad shockeantes, como pisar mulitas en el escenario, cebarse mates de bosta de caballo, y declararse como 'gauchos rosa' a favor de la yunta entre machos, hicieron de esta agrupación folklórica, pero más aún de su frontman Horacio, el hazmerreír de personajes deleznables como Julio Marbiz, o Antonio Carrizo. Horacio, admirador de Empédocles, Sófocles y Sófovich, compositor de nervio sutil, altiva la mirada, rápida la escupida verde de mate nuevo, tuvo muchas amantes, y a cada una le dedicaba viñetas eróticas, pornoeulogías, églogas ginecológicas, y a veces, cuando ya no estaban, sólo pajas. La cuestión es que una fan, durante una mudanza, entre recortes de diarios amarillentos, encontró esta bonita endecha. Gracias por enviárnosla.
El afán por lo material
que la gula propicia
la ambición y la codicia
la concupicencia sin freno
no salvan a ningún mortal
mas bien vuelven banal
lo maternal en tu seno
la perdición precipitan
Como la cavidad anal
de esta linda señorita
contra el ventanal
la que me incita
a abrirle una sucursal
de mi tambo, m'hijita.
Como Circe en chanchos
la lujuria nos convierte
dulce el calor de ardor
en nuestro vientre vierte,
Como Medea astuta
la hembra resoluta,
su aguijón nos inocula,
espinosa ordalía
dulce como la miel
de rosas su lecho
de canela su piel
sobre su hermoso pecho
esta leche dejé.
Sunday, September 05, 2010
Bolsa de Gatos
Mientras un millón de periodistas de rock -perdón por la expresión- se manoseaban mientras veían la descarga casi completa de 'el disco del pelado que toca la batería en Radiohead', Locrio y su amigo folclorista Horacio Guaranindie se juntaron con el Chango Spacial, Juanjo Domínguez, y Rita Lina para grabar un disco de canciones navideñas. Bajo los influjos de la inminente cunícula clitoridianal del sur y el sabor del clericó que se adivina en esas épocas, fueron saliendo zapadas deformes. Casi como ese turrón que se sospecha queda en la puerta de la heladera hasta marzo, o como la cañita voladora que amanece tirada en la costanera, el repertorio fue el recordaoratorio de navidades más felices, las de los años ochentas, en las que todo tenía más color, aunque no hubiera para Chandón o Panettones de 80 mangos. Una muy sutil versión del 'We Shall Overcome' de Joan Baez se fundía con 'Jesus' Joy of Man's Desiring' de Bach, todo en un medley de casi 10 minutos. Un comienzo más que auspicioso para un final de año. Por su parte, la felina cantante carioca, Rita Lina, fijó la atención de los demás en una versión de las Bachianas Brasileiras. Margaritas a los chanchos: por más que las tardes de perro en Santa Fe sólo propiciasen profuso sudor y peor olor, la música refrescaba a estos fundamentalistas del aire acondicionado y el buen gusto. Y que los piben escuchasen reggaeton en sus celulares 'chinguichingui'... Un par de fechas en un cabarulo, y un par de viejos chotos del feed lot cultural que aportasen unos mangos y un simple en vinilo vio la luz en las casas del ramo. La Kool Kat jazz Band era una realidad que se veía en partituras, y se leía en las extasiadas caras de los parroquianos que los veían en las noches del Chanteclier.
Tuesday, August 24, 2010
Afiches
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!
Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Friday, August 06, 2010
El Golem
¿Quién habrá plantado las diabólicas habas que germinaron en este suelo tan fértil para la estupidez en el que surgieron tantos periodistas deportivos? ¿Lo del dedo con la cara de Bonadeo es lo que se viene? Antes de que la oveja Dolly nos cuente la historia con la voz de Pancho Ibáñez ('volveré y seré mis clones'), repasemos qué hay en la historia acerca de seres humanos que quisieron crear vida a partir de la alquimia o la combinacón mágica de las sustancias inorgánicas, mucho antes de que se supiera sobre eucariotas y procariotas, o la doble hélice de ADN. Conocida es la leyenda mitológica de Prometeo y el primer humano creado a partir de arcilla, e insuflado de vida con el fuego divino robado del Olimpo. O más tarde, en el romanticismo tardío, el Frankenstein de Mary Shelley. Pero hay una más terrorífica, y quizás sea la madre de las ulteriores historias de humanoides, y es la del golem judío. Es tan parecida al argumento de Blade Runner, en el cual una criatura se subleva contra su creador, que asusta.Lo que sigue es un fragmento del libro 'Estudios sobre Literatura Fantástica', de Carlos Abraham.
'Un rabino de Praga labra con arcilla un muñeco gigantesco y escribe en su frente la palabra EMET, que significa verdad. La criatura cobra vida y al principio auxilia a los rabinos en sus tareas domésticas, pero luego se rebela y comienza a sembrar la destrucción y la muerte en el ghetto. El rabino, a escondidas, borra la letra E de la palabra EMET. Queda MET, muerte; el golem se deshace en polvo. Otras variantes de la leyenda afirman que el rabino da vida al muñeco poniéndole una tableta de piedra con inscripciones mágicas en la boca; tras la rebelión de la criatura, la tableta le es retirada y el cuerpo sin vida es escondido entre las vigas de la sinagoga.
Esta tradicional leyenda judía, cuya finalidad es la prevención de la idolatría y, en un segundo plano, de la realización de prodigios frívolos por parte de los iniciados en la Cábala, es transformado por Borges en una meditación sobre los límites del conocimiento humano, sobre la potencialidad del ser humano como sujeto creador y sobre la relación hombre-divinidad.
El Golem (Jorge Luis Borges)
Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.
Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.
Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.
Los artificios y el candor del hombre
No tienen fin. Sabemos que hubo un día
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
En las vigilias de la judería.
No a la manera de otras que una vaga
Sombra insinúan en la vaga historia,
Aún está verde y viva la memoria
De Judá León, que era rabino en Praga.
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.
La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.
El simulacro alzó los soñolientos
Párpados y vio formas y colores
Que no entendió, perdidos en rumores
Y ensayó temerosos movimientos.
Gradualmente se vio (como nosotros)
Aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El cabalista que ofició de numen
A la vasta criatura apodó Golem;
Estas verdades las refiere Scholem
En un docto lugar de su volumen.)
El rabí le explicaba el universo
"Esto es mi pie; esto el tuyo; esto la soga."
Y logró, al cabo de años, que el perverso
Barriera bien o mal la sinagoga.
Tal vez hubo un error en la grafía
O en la articulación del Sacro Nombre;
A pesar de tan alta hechicería,
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre,
Sus ojos, menos de hombre que de perro
Y harto menos de perro que de cosa,
Seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivinó.)
Elevando a su Dios manos filiales,
Las devociones de su Dios copiaba
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba
En cóncavas zalemas orientales.
El rabí lo miraba con ternura
Y con algún horror. ¿Cómo (se dijo)
Pude engendrar este penoso hijo
Y la inacción dejé, que es la cordura?
¿Por qué di en agregar a la infinita
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
Madeja que en lo eterno se devana,
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?
En la hora de angustia y de luz vaga,
En su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
Wednesday, August 04, 2010
Bolowood
Los gatos no viven mas de quince años más o menos, por lo que deben apurarse para conseguir un contrato de grabación si quieren pasar a la inmortalidad como músicos. Locrio ya había tenido un moderado éxito como compositor de jingles, sobre todo para publicitar las veterinarias del barrio, una actividad que le permitía atenderse gratis si se le presentaba cualquier dolencia, manguear balanceados, o esterilizar a su novia.
Sus credenciales como novel saxofonista y su curiosidad lo llevaron al barrio de Candiotti Hollywood donde se encontraban las productoras de audiovosuales, y allí se postuló como compositor de bandas sonoras.Después de todo, cualquier animal gana dos oscars por ponerle música pedorra a una película sobre mejicanos ilegales o cowboys maricones. Allí, aparte de descubrir que Francella y Darín son la misma persona, según se saque o se ponga bigote y se transforme en Ricardo o Guillermo, o que el gato de las pilas Eveready no podía competir con las alcalinas, se enteró de un proyecto de película con un tema muy controversial: una película sobre abogatos que descubren que los alimentos balanceados están hechos de estos mismos animalitos. Locrio sabía que hay gente que come gatos, como los rosarinos, o Gerardo Sofovich, pero,¿gatos que comieran gatos? Fue el gato de Eveready que le comentó que si lo de 'dog eat dog' era bravo, esto era peor. El mismo vivía eléctrico, se había hecho adicto a la cocaína, y estaba en retroceso dentro de la industria. 'Usted viera cómo se vendía nuestro producto en la época del mundial '78', se lamentaba, 'pero hasta nueve vidas son pocas en este negocio. No podemos competir con el conejito.Nuestro período refractario es muy largo. En cambio a él, ¿quién lo para? Es como querer hacer una orgía e invitar a Rocco Siffredi: uno siempre queda corto'
Thursday, July 29, 2010
Locrio sabe por gato...
Una especie ubicua y con pasmosa proclividad para aparecer en distintas épocas y momentos oportunos, especímenes gatunos de variada ralea y pelaje han sido protagonistas o personajes de las más variadas vicisitudes, ya sea en su papel de figuras accesorias, o inspiradores de grandes virtudes. Como en el cuento de Bioy Casares 'El lado de la Sombra', el gato Locrio se fue reencarnando en un eterno retorno que dejó olor a pis en las más impensadas épocas y latitudes. Hubo un gato locrio que en tiempos postdiluvianos bajó del arca de Noé para volver a poblar y a cagar la tierra; los egipicios le atribuyeron cualidad divina, hasta algún faraón les dejó propiedades, como una pirámide del tamaño de una cucha de perro; fue un gato romano el que dió su tipo físico para calificar de esa manera a los barcinos como el de la foto; los chinos miraban los ojos de los gatos para saber qué hora era si estaba nublado; durante la Edad Media se los persiguió por su relación con las brujas; Baudelaire, que los amó a manera de sustitutos de todas las mujeres que no tuvo, les dedicó varios poemas; Céline tenía uno que se llamaba Bebert, y que lo ayudó a salir del castillo donde estaba cautivo; Gardel se estrelló en su avión por culpa de un gato locrio que saltó al hombro del piloto; en su próxima reencarnación como gato de Glenn Miller, aprendió a tocar el trombón, pero esta vez no tomó el avión: 'Seré gato, seré Locrio, pero no soy boludo'
Wednesday, July 28, 2010
Amelia
Amelia, la novia de Locrio trabajaba como redactora en una revista femenina de esas que marcan tendencias. De hecho, se encargaba de la sección ‘los in y los out’. En aquella época ser ‘in’ era ser cajetilla: usar blazer azul con escudo, pantalón gris y zapatos náuticos. Andar medio despeinado, y arrastrando los pies ( marchar demasiado rápido o marcando el paso te podía identificar con los oligarcas de
Saturday, July 24, 2010
Una Gata Frigia
Las razones por las que una mujer linda y tonta se compra un perro pueden ser las mismas que puede tener una mujer fea e inteligente para comprarse un gato: en ambos casos están solas y quieren escapar de los hombres que no pueden tener a las primeras, o tienen de las otras y no las valoran.
El caso es que Locrio, nuestro héroe del saxo tenor se consiguió una dueña. Los gatos son animales domésticos y, toquen jazz o cumbia, siempre han necesitado de las manos de los humanos para procurarse alimento. Y más un gato como nuestro amigo, que de pedigree burgués y jazzero, no querría trabajar o cazar ratones a garra descubierta. Tampoco es que usara guantes, o que calzara botas, pero los gatos artistas necesitan un ámbito hogareño y tranquilo para desarrollar su arte de parecer que hacen algo cuando en realidada no hacen nada. La nueva dueña de Locrio parecía tranquila por fuera, pero como muchas estudiantes solteras con trabajo medio día, y por el hecho de carecer de un amante fijo y solícito que la consolara, nuestro gato sufría el zapatazo inoportuno que lo desconcentraba de sus ensayos en el saxo. Las partituras de jazz son jodidas, y a nuestra soltera desconsolada le molestaban las idas y venidas de los ensayos en el tejado con otros gatos, los cortes para dar indicaciones tipo 'estás fuera de la tónica', o 'esta tónica tiene poco vodka' que los gatos músicos se maullaban entre ellos. La cuestión es que una de esas noches, nuestra soltera desconsolada soñó que Locrio era su amante: alto, peludo y de voz arrulladora como la de Chet Baker, o Birabent. Estaban los dos semidesnudos en una cama de sábanas de seda, envueltos en el tono rojo de una tenue luz. Era todo encanto en su abrazo, en sus besos con gusto a atún. Tan cálido era el ritmo de su sexo, la candente cadencia de sus estocadas, tan acompasadas, que nuestra estudiante de derecho empezó a digitar su instrumento en sueños, hamacada por tan dulce y onírica aventura hasta que...hasta que el bocinazo del colectivo en la avenida retumbó en el dormitorio de ella, despertándola, la siempre solitaria estudiante que se había dormido mientras comía una lata de atún con un tenedor en la cama. Afuera, en el techo, Locrio terminaba de tocar una balada.
Saturday, June 26, 2010
Black Wonder Woman
Arjona se tomó un ácido escondido en una barrita de cereal que una gorda le convidó, y no se dió cuenta que estaba alucinando hasta que no entró a un sex-shop de Caracas y se compró un consolador con la cara de Montaner. La gente se le reía porque, encima de que se desnudó delante del vendedor, se puso el chiche en el orto con el glande hacia afuera, y así anduvo por la calle principal de Tegucigalpa, ido y con un dildo en el ojete, sonriente y viendo margaritas púrpuras en el cielo. Este episodio habría pasado desapercibido de no haber el bardo centroamericano registrado este texto en su Twitter esa misma noche, entre náuseas y la menuda sorpresa de sentarse sobre la figura enmerdada de su colega Montaner. Fue entonces que, después de sacarse dicho adminículo del ano, se puso a escribir la canción que así se titula:
Si la Mujer Maravilla fuese negra
sería Obama Superman
estaría libre Chabán
Robin del closet saldría
con su macho Bruno Díaz
y Linterna verde
un viejo acomodador
en el cine de mi cuadra
Hulk y La Mole
sentados en el banco
de una Iglesia
Acuamán sediento quedaría
y Thor por darle maza
a esta hembra latina
de botas y piel canela
todo el Valhalla perdería
Y es que esta hembra sería
la envidia de la Mona Lisa
la erección
de la torre de Pisa
con pezones de chocolate
y la melena de azabache
Su lazo de la Verdad
no me deja mentir
cuando sus piernas
pone a andar
a todo el barrio
hace temblar
con su avión invisible
y su mirada color café
Es de la enseña
estrellada su
vestimenta
y un águila
con mucho esfuerzo
sus pechos sustenta
pues es su cuerpo
todo un continente
prieto en tan
diminuto sostén
Por los arrabales
de noche
a los malos
escarmienta
con un látigo
de pimienta
que pica
en su bravo batir
mas no es su furia
lo que acobarda
mi lujuria
o mis anhelos
pues mucho más
es mi celo
cuando lo
hace silbar
por el contrario
es el rigor que pone
lo que me alienta
a querérmela garchar.
Monday, May 31, 2010
Cumplimos 4 años!
Los aniversarios son números vacíos que llenamos con recuerdos. A diferencia de nuestro bicentenario, que le debe haber costado al país varios millones para pagar a artistas supuestamente populares, nosotros somos muertos austeros.
Una Stella Artois al lado del teclado como todos los días, unos maníes y la eterna falta de rumbo de un cínico que se postula como verdugo, amo o presidente. Nunca víctima, esclavo, o contribuyente,(¿alguien quiere que la ahorque, viole, o desfigure a piñas? No fumo, uso perfume y preservativos; no tengo celular, así que no va a haber videítos indiscretos)
Muertos agradecidos: si algo tengo que agradecerle a la vida, es que todo pasa, y que lo que ayer era dicha, hoy es un velorio, tan muerta está mi pija, como la inerte compañía alrededor de mi escritorio. Soy un Hugh Hefner rodeado de esqueletos con prótesis mamarias, orejitas de conejitas sobre los cráneos, todo impulso erótico me es extraño.
Hoy me llamó Betty Page para saludarme. Desde el más allá las comunicaciones son defectuosas, y no pudo llamar en peor momento: la resaca de cerveza y whisky atenazaba las venas en mi sienes, ponía mi corazón a resguardo de un paro sin previo aviso, la conversación era tan lugar común que no me ayudaba a pensar en otra cosa que no fuera mi vejiga demandante, allí pidiéndome descargar lo que fuera que adentro hubiese: agua, cerveza o whisky. Tuve que correr al baño, para sentarme sobre el inodoro, sin dejar de sostener el tubo inhalámbrico, fue en esa desafortunada posición que hube de ver salir de mi pene la ardiente mezcla de orín y esperma, la purga de una próstata resentida por el abuso de alcohol y una dieta hiperproteica ('asado and vino make the world go round, the world go round, the world go round')
Tanatopedia: si algo me han enseñado estos últimos años de muerte, es que no por mucho calentarse se vive mejor, que no por mucho postear se alcanza coherencia. Que haya diarios todos los días no significa que se pueda realizar un diagnóstico de la realidad. Se puede volver al pronóstico diario del tiempo, pero el clima se determina por acumulación de datos, estadísticas y promedios. Con el bloggeo, lo mismo. Lo que ayer era 'postear por postear', ó 'bloggeo, ergo sum', se transformó en 'uno por mes, como mínimo'. Los fenómenos sincrónicos se volverán diacrónicos, la excepción se volverá la regla. Al tener cuenta en Facebook, ciertos comentarios sobre el status quo, la coyuntura, la atmósfera artificial, la burbuja de irrealidad que los medios proyectan sobre la percepción, quedaron relegados a ese muro.
Resquiecant in Pace: A partir de los síntomas cifrados en este blogg a manera de historia clínica, se podrían aventurar muchos diagnósticos: un tío siempre alzado, escribiendo cosas desagradables ( fijación con las heces, la genitalidad) con tendencia al alcoholismo, la acumulación de grasas por el sedentarismo, onanista irredento. Mi neurastenia, mi alopecia, mis taras de neurasténico incurable, y esa crispación automática se aliviaron gracias a escribir. Este ejercicio no es para mí, como para muchos, la metástasis de un ego repodrido; y es que, en general, todo lo que no se encierra en un sarcófago, todo lo que no se tapa con tierra, es construcción del ego, que siempre quiere trascender en falsos berretines de compromiso moral, concupiscencia, salamería social. Eso ya lo hemos comprendido, pero, ¿cómo hacérselo saber al imbécil que en ánimo proselitista, voluntad de evangelización optimista, nos dice en la cara '¿Esto es todo lo que pensás hacer con tu vida?' 'No, claro', respondería yo, '¿hay algo más que morirse?'
Una Stella Artois al lado del teclado como todos los días, unos maníes y la eterna falta de rumbo de un cínico que se postula como verdugo, amo o presidente. Nunca víctima, esclavo, o contribuyente,(¿alguien quiere que la ahorque, viole, o desfigure a piñas? No fumo, uso perfume y preservativos; no tengo celular, así que no va a haber videítos indiscretos)
Muertos agradecidos: si algo tengo que agradecerle a la vida, es que todo pasa, y que lo que ayer era dicha, hoy es un velorio, tan muerta está mi pija, como la inerte compañía alrededor de mi escritorio. Soy un Hugh Hefner rodeado de esqueletos con prótesis mamarias, orejitas de conejitas sobre los cráneos, todo impulso erótico me es extraño.
Hoy me llamó Betty Page para saludarme. Desde el más allá las comunicaciones son defectuosas, y no pudo llamar en peor momento: la resaca de cerveza y whisky atenazaba las venas en mi sienes, ponía mi corazón a resguardo de un paro sin previo aviso, la conversación era tan lugar común que no me ayudaba a pensar en otra cosa que no fuera mi vejiga demandante, allí pidiéndome descargar lo que fuera que adentro hubiese: agua, cerveza o whisky. Tuve que correr al baño, para sentarme sobre el inodoro, sin dejar de sostener el tubo inhalámbrico, fue en esa desafortunada posición que hube de ver salir de mi pene la ardiente mezcla de orín y esperma, la purga de una próstata resentida por el abuso de alcohol y una dieta hiperproteica ('asado and vino make the world go round, the world go round, the world go round')
Tanatopedia: si algo me han enseñado estos últimos años de muerte, es que no por mucho calentarse se vive mejor, que no por mucho postear se alcanza coherencia. Que haya diarios todos los días no significa que se pueda realizar un diagnóstico de la realidad. Se puede volver al pronóstico diario del tiempo, pero el clima se determina por acumulación de datos, estadísticas y promedios. Con el bloggeo, lo mismo. Lo que ayer era 'postear por postear', ó 'bloggeo, ergo sum', se transformó en 'uno por mes, como mínimo'. Los fenómenos sincrónicos se volverán diacrónicos, la excepción se volverá la regla. Al tener cuenta en Facebook, ciertos comentarios sobre el status quo, la coyuntura, la atmósfera artificial, la burbuja de irrealidad que los medios proyectan sobre la percepción, quedaron relegados a ese muro.
Resquiecant in Pace: A partir de los síntomas cifrados en este blogg a manera de historia clínica, se podrían aventurar muchos diagnósticos: un tío siempre alzado, escribiendo cosas desagradables ( fijación con las heces, la genitalidad) con tendencia al alcoholismo, la acumulación de grasas por el sedentarismo, onanista irredento. Mi neurastenia, mi alopecia, mis taras de neurasténico incurable, y esa crispación automática se aliviaron gracias a escribir. Este ejercicio no es para mí, como para muchos, la metástasis de un ego repodrido; y es que, en general, todo lo que no se encierra en un sarcófago, todo lo que no se tapa con tierra, es construcción del ego, que siempre quiere trascender en falsos berretines de compromiso moral, concupiscencia, salamería social. Eso ya lo hemos comprendido, pero, ¿cómo hacérselo saber al imbécil que en ánimo proselitista, voluntad de evangelización optimista, nos dice en la cara '¿Esto es todo lo que pensás hacer con tu vida?' 'No, claro', respondería yo, '¿hay algo más que morirse?'
Friday, May 28, 2010
Un tal Jesús
(de 'Memorias de Adriano', Marguerite Yourcenar, Gallimard, 1974)
Por aquel entonces Cuadrato, obispo de los cristianos, me envió una apología de su fe. Había yo tenido por principio mantener frente a esa secta la línea de conducta estrictamente equitativa que siguiera Trajano en sus mejores días; acababa de recordar a los gobernadores de provincia que la protección de las leyes se extiende a todos los ciudadanos, y que los difamadores de los cristianos serían castigados en caso que los acusaran sin pruebas. Pero toda tolerancia acordada a los fanáticos los mueve inmediatamente a creer que sus causa merece simpatía. Me cuesta creer que Cuadrato confiara en convertirme en cristiano; sea como fuere, se obstinó en probarme la excelencia de su doctrina, y sobre todo su inocuidad para el Estado. Leí su obra; mi curiosidad llegó al punto de pedir a Flegón que reuniera noticias sobre la vida del joven profeta Jesús, fundador de la secta, que murió víctima de la intolerancia judía hace unos cien años. Aquel joven sabio parece haber dejado preceptos muy parecidos a los de Orfeo, con quien suelen compararlo sus discípulos. A través de la monocorde prosa de Cuadrato, no dejaba de saborear el encanto enternecedor de esas virtudes de gente sencilla, su dulzura, su ingenuidad, la forma en que se aman los unos a los otros; todo eso se parecía mucho a las hermandades que los esclavos o los pobres fundan por doquiera para honrar a nuestros dioses en los barrios populares de las ciudades. En el seno de un mundo que, pese a todos nuestros esfuerzos, sigue mostrándose duro e indiferente a las penas y a las esperanzas de los hombres, esas pequeñas sociedades de ayuda mutua ofrecen a los desventurados un punto de apoyo y una confortación. Pero no dejaba por ello de advertir ciertos peligros. La glorificación de las virtudaes de los niños y los esclavos se cumplía a expensas de cualidades más viriles y más lúcidas. Bajo esa inocencia recatada y desvaída adivinaba la feroz intransigencia del sectario frente a formas de vida y de pensamiento que no son las suyas, el insolente orgullo que lo mueve a preferirse al resto de los hombres y su visión voluntariamente deformada. No tardé en cansarme de los argumentos capciosos de Cuadrato y de esos retazos de filosofía torpemente extraídos de los escritos de nuestros sabios. Chabrias, siempre preocupado por el culto de que debe ofrecerse a los dioses, se inquietaba ante los progresos de esta clase de sectas en el populacho de las grandes ciudades; temía por nuestras antiguas religiones, que no imponen al hombre el yugo de ningún dogma, se prestan a interpretaciones tan variadas como la naturaleza misma y dejan que los corazones austeros inventen si así les parece una moral más elevada, sin someter a las masas a preceptos demasiado estrictos que enseguida engendran la sujeción y la hipocresía. Arriano compartía estos puntos de vista; pasamos toda una noche discutiendo el mandamiento que exige amar al prójimo como a uno mismo, yo lo encontraba demasiado opuesto a la naturaleza humana como para que fuese obedecido por el vulgo, que nunca amará a otro que a sí mismo, y tampoco se aplicaba al sabio, que está lejos de amarse a sí mismo.
(Traducción de Julio Cortázar)
Por aquel entonces Cuadrato, obispo de los cristianos, me envió una apología de su fe. Había yo tenido por principio mantener frente a esa secta la línea de conducta estrictamente equitativa que siguiera Trajano en sus mejores días; acababa de recordar a los gobernadores de provincia que la protección de las leyes se extiende a todos los ciudadanos, y que los difamadores de los cristianos serían castigados en caso que los acusaran sin pruebas. Pero toda tolerancia acordada a los fanáticos los mueve inmediatamente a creer que sus causa merece simpatía. Me cuesta creer que Cuadrato confiara en convertirme en cristiano; sea como fuere, se obstinó en probarme la excelencia de su doctrina, y sobre todo su inocuidad para el Estado. Leí su obra; mi curiosidad llegó al punto de pedir a Flegón que reuniera noticias sobre la vida del joven profeta Jesús, fundador de la secta, que murió víctima de la intolerancia judía hace unos cien años. Aquel joven sabio parece haber dejado preceptos muy parecidos a los de Orfeo, con quien suelen compararlo sus discípulos. A través de la monocorde prosa de Cuadrato, no dejaba de saborear el encanto enternecedor de esas virtudes de gente sencilla, su dulzura, su ingenuidad, la forma en que se aman los unos a los otros; todo eso se parecía mucho a las hermandades que los esclavos o los pobres fundan por doquiera para honrar a nuestros dioses en los barrios populares de las ciudades. En el seno de un mundo que, pese a todos nuestros esfuerzos, sigue mostrándose duro e indiferente a las penas y a las esperanzas de los hombres, esas pequeñas sociedades de ayuda mutua ofrecen a los desventurados un punto de apoyo y una confortación. Pero no dejaba por ello de advertir ciertos peligros. La glorificación de las virtudaes de los niños y los esclavos se cumplía a expensas de cualidades más viriles y más lúcidas. Bajo esa inocencia recatada y desvaída adivinaba la feroz intransigencia del sectario frente a formas de vida y de pensamiento que no son las suyas, el insolente orgullo que lo mueve a preferirse al resto de los hombres y su visión voluntariamente deformada. No tardé en cansarme de los argumentos capciosos de Cuadrato y de esos retazos de filosofía torpemente extraídos de los escritos de nuestros sabios. Chabrias, siempre preocupado por el culto de que debe ofrecerse a los dioses, se inquietaba ante los progresos de esta clase de sectas en el populacho de las grandes ciudades; temía por nuestras antiguas religiones, que no imponen al hombre el yugo de ningún dogma, se prestan a interpretaciones tan variadas como la naturaleza misma y dejan que los corazones austeros inventen si así les parece una moral más elevada, sin someter a las masas a preceptos demasiado estrictos que enseguida engendran la sujeción y la hipocresía. Arriano compartía estos puntos de vista; pasamos toda una noche discutiendo el mandamiento que exige amar al prójimo como a uno mismo, yo lo encontraba demasiado opuesto a la naturaleza humana como para que fuese obedecido por el vulgo, que nunca amará a otro que a sí mismo, y tampoco se aplicaba al sabio, que está lejos de amarse a sí mismo.
(Traducción de Julio Cortázar)
Thursday, May 27, 2010
Feliz Cumpleaños, Siouxsie
Una versión en vivo de 'Israel', junto a Robert Smith, que en esa época tocaba la guitarra con los Banshees (hacía lo que podía para imitar el estilo de John Mc Geoch, que había dejado la banda en noviembre de 1982)
Thursday, May 13, 2010
Feliz Cumpleaños, Stevie
maldoror y Artie Shaw, viendo que se avecinaba el cumpleaños de Stevie decidieron homenajearlo con un simulacro de bautismo bien gospel. Compraron una Pelopincho y la llenaron con flores y lavanda berreta. Trataron de que estuviera el hijo de Spinetta, que es lo más parecido a Prince que puede haber por el barrio, o el otro Horribleur, '¿cómo se llama?'. Bueno, la cuestión es que metieron dos gordas para hacer un coro, y ellos dos se bautizaban el uno al otro en la pelopincho. Acá está el discurso que escribieron
'Estamos aquí reunidos para homenajear a un tipo al que lo perseguirán para siempre dos estigmas:
el de ser ciego, y el de ser negro. Y el hecho de pisar caca de perro en todas las calles por la que su derrotero lo llevase. Pero como dijo Paul McCartney en el tema 'Ebony and Ivory': 'liv tugueder in perfec armoni sai bai sai on mai piano quibor, o lor, guai don wi? Pero esto no viene al caso, sino más bien agradecer ( a cada intención respondemos 'ai yos col tu sai ai zanquiu')
Gracias Negro por tu armónica, que nos llenó los ojos de lágrimas, y las lágrimas, de alegría (oremos)
Gracias Negro por las lecciones de buen gusto y soul, la emoción que ni Sting, ni Paul Mc Cartney, ni Elvis Costello o Calamaro nunca supieron conseguir (Oremos)
Gracias Negro por tu bajo con wah wah, tu batería, tus sintetizadores, por los pedos que te tirabas en el estudio, y te hacías el boludo (oremos)
Gracias Negro por temas como 'Superstition', 'Higher Ground', 'Pastime Paradise', o 'Love is in need of Love', que le dieron a Steve Ray Vaughan, Red Hot Chilli Peppers, Coolio, y a Charly García, un ceca más que fumar de tu porro proverbial (oremos)
Gracias Negro por darle a Jamiroquai de qué vivir toda su vida, y plata para que compre esos sombreros de mierda que se pone (oremos)
Gracias Negro por demostrar en discos como 'Talking Book', 'Innervisions', 'Songs in the Key of Life', o 'Secret Life of Plants' que no hacen falta ni músicos superprogresivos, ni 40,000 canales, ni pararse los pelos, ni gritar consignas al pedo, ni sacrificar pollos al spiedo para demostrar que la inspiración es la mejor declaración (oremos)
Gracias Negro por pasarle el porro a Prince, al pelotudo de Lenny, o al mismo Charly, que no es negro, pero quisiera serlo...(oremos)
Gracias Negro por canciones como 'Black orchid', 'Mr Know- it- all', My Cherie Amour', o tus pianitos Fender Rhodes en 'Living for the City', o 'Cause we've ended as lovers' de Jeff Beck (oremos)
Por esta y muchas cosas más, ven a mi casa esta Navidad. Cuidado con los chorros, con los cohetes, la mala mandanga y la marencoche'
Dicho esto, se retiraron a sus anónimas vidas '¿Tenés para el bondi?'
Tuesday, May 11, 2010
Cagada de mosca (Ambrose Bierce)
(de 'El Diccionario del Diablo) s. Prototipo de puntuación. Garvinus observa que los sistemas de puntuación utilizados por los diversos pueblos que cultivan una literatura, originalmente dependían de los hábitos sociales y la alimentación general de las moscas que infestaban los diversos países. Estos animalitos, que siempre se han caracterizado por su amistoso compañerismo con los autores, con mayor o menor generosidad embellecen, según sus hábitos corporales, los manuscritos que crecen bajo la pluma, haciendo surgir el sentido de la obra por una especiae de interpretación superior a, e independiente de, los poderes del escritor. Los 'viejos maestros' de la literatura (es decir, los primitivos escritores cuyas obras eran tan valoradas por los escrribas y críticos que usarían el mismo idioma, jamás punteaban, sino que escribían a vuelo de pluma sin esa detención del pensamiento que produce la puntuación (Se observa lo mismo en los niños de hoy, lo que establece una notable y hermosa utilidad de la ley según la cual la infancia de los individuos reproduce los métodos y estadíos de desarrollo que caracterizan a la infancia de las razas) Los investigadores modernos, con sus instrumentos ópticos y ensayos químicos, han descubierto que toda la puntuación de esos escritores antiguos ha sido insertada por la colaboradora de los escritores, siempre tan ingeniosa y servicial: la mosca doméstica o musca maledicta. Cuando esos viejos manuscritos fueron pasados en limpio, ya sea para apropiarse de las obras o para preservar lo que probablemente consideraban patrimonios celestiales, los literatos que los sucedieron se ocuparon de copiar con cuidado todas las marcas que encontraron en los papiros y pergaminos, y de ese modo la lucidez del pensamiento y el valor general de la obra se vieron milagrosamente realzados. Los autores contemporáneos aprovechan de los copistas, por supuesto, esas marcas para su propia creación, y con la ayuda que les prestan las moscas de su propia casa, a menudo rivalizan y hasta sobrepasan las viejas composiciones, por lo menos en lo que atañe a la puntuación, que no es una gloria desdeñable. Para comprender plenamente los importantes servicios que la mosca presta a la literatura, basta dejar una página de cualquier novelista popular junto a un platillo de crema y melaza, en una habitación soleada, y observar cómo el ingenio se hace más brillante, y el estilo más refinado, en proporción directa al tiempo de exposición.
Friday, May 07, 2010
Niño Gusano
No hubo musa para el comienzo de su relato a la que se pudiera encomendar y pedirle fidelidad para su memoria, o claridad para sus sentidos, porque tratándose de una quereza, es fácil saber que no puede haber nada en esa su cabeza, como tampoco sentidos; ojos claros a los que mirar, ni boca para besar, ni oídos a los que contarle la liquidación de temporada, o nariz que te oliera cuando al lado de él pasaras perfumada. Tampoco hubo brujas que propiciaran su nacimiento en horribles pociones como en Macbeth
'Colmillos de lobo, fauces de dragón humores de momia, hiel de tiburón sacrílegas manos de infame judío, infectas entrañas de macho cabrío raíz de cicuta, de noche cogida (...) abeto tronchado con luna eclipsada; de tártaro, labios; de turco, quijada, los dedos de un niño ahogado al nacer y echado en un pozo por mala mujer '
No, nada de esto hubo: de lirismo ajeno su nacimiento, de poesía yerma su concepción. Pues es de gusano su pedigree, y de las cloacas su estirpe, consagrado a las aguas servidas, como un Moisés de albañal, su condición marginal lo presupone despreciable, desagradable su traza, de excreciones no deseadas su génesis es. Pues nació el desgraciado macho de la fortuita unión de un forro usado y un tampón que en un desagüe confluyeron. De nuestros détritos sus alimentos él hizo: pañales con caca, boletas de la UCeDe, la cáscara colorada del queso cáscara colorada...
Una noche de luna muy clara, nuestro Narciso en un charco se miró, y puede que no haya visto lo que ahí apareció, pero una mujer lo descubrió,e invitándolo con toda corrección, su entrepierna le cedió, y en su consolador lo convirtió, pues mi amigo era todo un falo, ya lo ves: que siempre hay un roto para un descosido, un tirabuzón para un corcho, un chancho para un San Martín, un moretón para tus piñas, un peronista para otro peronista y colorín colorado, este culo ya ha sangrado.
Saturday, April 24, 2010
El Sábado pide un Beso
Está parado como que me mira.Está apoyado contra la pared, justo a media cuadra.Yo cruzo la calle y me paro en la esquina. ¿Me mira o me parece? Me acerco porque está oscuro, y ahí, bajo la luz, lo veo: es un morochito divino. Fuma unos chinos con sabor a chocolate; me parece que es, o sino, le pregunto.Yo le pregunto. Siempre quise un negrito como éste. Es parecido a Prince en la época de Lluvia Púrpura. Tiene bogotitos muy finitos que le cubren la comisura de los labios. Usa jeans bien ajustados con un cinto color hueso. Es bajito pero enjuto, fibroso y de manos sarmentosas; fuma y hace como que no me ve, pero sin que yo le sugiera nada, nos alejamos adonde él ya sabe. Todo sucede muy naturalmente y eso me tranquiliza. Es cerca y él me acompaña sin hablar; una escalera hacia arriba y ya estamos en su cuarto.¡Ahora sí! Le digo: 'Es mi primera vez, no sé qué estoy haciendo acá, y seguro será la última vez' El sonríe y me toca el bulto. Tengo una erección desde que lo ví, y así todo es más fácil. Un cosquilleo en el ano, la misma sensación de peligro que me hacía sentir el encontrarme con aquél, el del camión,el que venía los fines de semana , que estaba casado. Me desvisto y él me da placer oral sin dejar de mirarme. Me paro delante del espejo y veo su erección en el reflejo, las mismas motas de su cabeza en el pubis, sólo que cierro los ojos y no es como aquél, el del camión. Me pone lubricante en el ano y sus dedos son como moscas en una torta, todo dulzura y cosquillas. Ahora está dentro mío y empieza despacio. Son estocadas sin esfuerzo, la misma presión que se pone al amasar el pan, al empujar una hamaca en el parque. En todo esto pienso cuando empiezo a suspirar.'Así, así, negrito, metémela toda, hacéme la raya al medio, peináme para adentro, partíme el buñuelo, sacáme la caca, FUCK THE SHIT OUT OF ME, PUSH IT PUSH IT'
Me acerco y, sí, le pregunto: '¿Qué hora tiene, jefe?'
Me acerco y, sí, le pregunto: '¿Qué hora tiene, jefe?'
Monday, April 19, 2010
Pettinato escribe
Y escribe bien: coloquial, directo, humano; confieso que las cándidas traducciones de canciones que hacía en el programa televisivo 'Estación Musical' en 1987, que se emitía por ATC me inspiraron a seguir la profesión de trujamán, y a escuchar la música que sonaba en ese programa, incluso Sumo.
Este fragmento que transcribo me parece lo más logrado del libro 'Sumo por Pettinato', porque tiene lo que más me gusta en el relato: lo banal de describir los detalles que la conciencia registra como filigrana de un cuadro general más trágico, pero que acentúan la sensación de desasosiego resultado de lo contundente de la vivencia de la muerte de un amigo. Mientras que el resto del libro está todo en primera persona donde el narrador es Pettinato mismo, aquí aparece contando en una especie de fluir de conciencia, lleno de libres asociaciones, con la ilógica digresión del pensamiento, pero en tercera persona (narrador que cuenta a sujeto-objeto que se piensa) lo que 'vivía' en las horas posteriores a la muerte de Luca, y porque quizás se sentía ajeno a sí mismo, o fuera de sí, como sin voluntad para subjetivizar su propia memoria, la que usa como si le hubiese pasado a otro.
Era la primera vez. La primera vez que el día habia entrado de esa manera. ¿Cómo iba a dormir de día? ¿Cómo se consigue dormir entre camiones que entran y salen del living, trompetas de un solo grito sordo y humo, un pene que no se baja, que está ahí como un resorte que pide sexo o paja, unas ganas de mear que te llevan a cerrar las piernas? El meo del apuro de los exámenes. No es miedo. Es ansiedad.
'Nervios', diría su madre.
Camina por el pasillo que lo lleva a su habitación. Abre la puerta. Entra convencido en encontrar reparo. La claridad, en cambio, también está ahí. La estocada final está llegando. Los primeros rayos de sol, un sol macizo, fácil de tapar con una frazada, golpean en el cubrecama. Sus ojos vuelven a cerrarse. El cree haber dado la orden. Es un juego. Es verdad. Pequeñas partículas tal vez de polvo o de algún desecho lanzado dos horas antes, durante el mate de los obreros del puerto, flota y cae, flota y cae, cae , cae, cae tan lentamente como una película sólo proyectada ahí, en esa única franja de material fílmico. Se miró las manos y vio que las venas se habían dilatado. Pensó en decir inflamado, pero los escritores no hubiesen puesto esa palabra. Eran las mismas venas de su padre. Cuando sus manos estaban tan cansadas, dejaban de ser las de su madre.
¿Quién habrá puesto el paraguas en la basura? Anoche no comieron nada. No había olor a desperdicio-amoníaco. Le gustaba ese olor al igual que el de la leche de madre, entre agrio, cortado y 'según los que la probaron', diría ella, 'muy dulce'.
Se sentó delante de una de las hornallas. La pequeña, la que siempre funciona, mientras las otras tres se taparon de grasa y leche hervida quemada. Se restregó la cara y sonrió solo, pensando en aquel amigo que había trabajado durante tres años en un estudio sobre el Ulises de Joyce y nunca tuvo novia. Recordó que siempre decía: ' Dos cosas. Joyce tiene dos desgracias. Las introducciones y los prólogos y los estudios sobre él, que ocupan la mitad del libro más largo del mundo y la intriga de que sigamos esperando la edición revisada...¡con la puntuación!'
Hirvió el café. Como siempre. Uno se da la vuelta y el café o el agua entran en ebullición. Como el día. Como las auroras. Como el pene que ahora lo sorprende preguntándose en qué momento habrá vuelto a su postura natural.
Miró y Mickey lo miró. ¡Una película sobre demonios con Mickeys que se convierten al satanismo!
Pero eso no sucederá porque si uno quiere que eso se filme hay que pagar derechos. Es gracioso, pero son muchas las combinaciones que el hombre no verá para su terror cotidiano, sino se llenan los formularios correspondientes.
'Usted parece una caja de risotto instantáneo', dice el hombre al monstruo que ocupa toda la habitación y apenas puede moverse.
El bicho, de cara cuadrada, saliva arroz caliente, hervido a tal punto que se ven los granos al rojo vivo, como piedras de acero saliendo de un horno de cerámica.
'¡La firma Doble Gallo no autorizó todo esto!', y al escuchar la palabra dos gallos del mismo tamaño, con la expresión estúpida de los gemelos que nacieron feos, parecidos a un tío fabricante, saltan sobre él y lo destrozan. Le destrozan primero los huevos y después los ojos. Se pelean entre ellos y zarandean el cuerpo hasta que salta la billetera. Corren dentro de la casa, dejando plumas y sangre y sabanas con arañazos. Vuelven a modificar su materia como si nada fuere, y dejan de existir.
Bah. Corrió la caja de arroz buscando el azúcar. Aparecían por detrás los saquitos de té, los saquitos de pimienta negra, pimienta blanca, oréganos distintos, todos abiertos a la vez; una cuchara pequeña hace poco nacida, ahora muerta...Y ahí el azúcar, dura como la sal, lista para jugar a romperla en bloques con una cuchara.
Pensó que al clavarla, algún día, pasaría lo de aquel amigo que clavó un cuchillo en el freezer y lo encontraron pegado a las cubeteras, tan electrocutado como si la electricidad no hubiese parado de pasar durante todo el día. Esos arrebatos de la electricidad que al dejarte muerto, bien muerto, sigue pasando ahora sin obstáculos, pero sigue pasando y no se quiere ir, le hizo cerrar las piernas nuevamente y tener ganas de hacer pis, pero sabía que podría salir semen también.
Murió Luca. Hace cinco horas que lo sabe, y no sabe qué hacer.
Este fragmento que transcribo me parece lo más logrado del libro 'Sumo por Pettinato', porque tiene lo que más me gusta en el relato: lo banal de describir los detalles que la conciencia registra como filigrana de un cuadro general más trágico, pero que acentúan la sensación de desasosiego resultado de lo contundente de la vivencia de la muerte de un amigo. Mientras que el resto del libro está todo en primera persona donde el narrador es Pettinato mismo, aquí aparece contando en una especie de fluir de conciencia, lleno de libres asociaciones, con la ilógica digresión del pensamiento, pero en tercera persona (narrador que cuenta a sujeto-objeto que se piensa) lo que 'vivía' en las horas posteriores a la muerte de Luca, y porque quizás se sentía ajeno a sí mismo, o fuera de sí, como sin voluntad para subjetivizar su propia memoria, la que usa como si le hubiese pasado a otro.
Era la primera vez. La primera vez que el día habia entrado de esa manera. ¿Cómo iba a dormir de día? ¿Cómo se consigue dormir entre camiones que entran y salen del living, trompetas de un solo grito sordo y humo, un pene que no se baja, que está ahí como un resorte que pide sexo o paja, unas ganas de mear que te llevan a cerrar las piernas? El meo del apuro de los exámenes. No es miedo. Es ansiedad.
'Nervios', diría su madre.
Camina por el pasillo que lo lleva a su habitación. Abre la puerta. Entra convencido en encontrar reparo. La claridad, en cambio, también está ahí. La estocada final está llegando. Los primeros rayos de sol, un sol macizo, fácil de tapar con una frazada, golpean en el cubrecama. Sus ojos vuelven a cerrarse. El cree haber dado la orden. Es un juego. Es verdad. Pequeñas partículas tal vez de polvo o de algún desecho lanzado dos horas antes, durante el mate de los obreros del puerto, flota y cae, flota y cae, cae , cae, cae tan lentamente como una película sólo proyectada ahí, en esa única franja de material fílmico. Se miró las manos y vio que las venas se habían dilatado. Pensó en decir inflamado, pero los escritores no hubiesen puesto esa palabra. Eran las mismas venas de su padre. Cuando sus manos estaban tan cansadas, dejaban de ser las de su madre.
¿Quién habrá puesto el paraguas en la basura? Anoche no comieron nada. No había olor a desperdicio-amoníaco. Le gustaba ese olor al igual que el de la leche de madre, entre agrio, cortado y 'según los que la probaron', diría ella, 'muy dulce'.
Se sentó delante de una de las hornallas. La pequeña, la que siempre funciona, mientras las otras tres se taparon de grasa y leche hervida quemada. Se restregó la cara y sonrió solo, pensando en aquel amigo que había trabajado durante tres años en un estudio sobre el Ulises de Joyce y nunca tuvo novia. Recordó que siempre decía: ' Dos cosas. Joyce tiene dos desgracias. Las introducciones y los prólogos y los estudios sobre él, que ocupan la mitad del libro más largo del mundo y la intriga de que sigamos esperando la edición revisada...¡con la puntuación!'
Hirvió el café. Como siempre. Uno se da la vuelta y el café o el agua entran en ebullición. Como el día. Como las auroras. Como el pene que ahora lo sorprende preguntándose en qué momento habrá vuelto a su postura natural.
Miró y Mickey lo miró. ¡Una película sobre demonios con Mickeys que se convierten al satanismo!
Pero eso no sucederá porque si uno quiere que eso se filme hay que pagar derechos. Es gracioso, pero son muchas las combinaciones que el hombre no verá para su terror cotidiano, sino se llenan los formularios correspondientes.
'Usted parece una caja de risotto instantáneo', dice el hombre al monstruo que ocupa toda la habitación y apenas puede moverse.
El bicho, de cara cuadrada, saliva arroz caliente, hervido a tal punto que se ven los granos al rojo vivo, como piedras de acero saliendo de un horno de cerámica.
'¡La firma Doble Gallo no autorizó todo esto!', y al escuchar la palabra dos gallos del mismo tamaño, con la expresión estúpida de los gemelos que nacieron feos, parecidos a un tío fabricante, saltan sobre él y lo destrozan. Le destrozan primero los huevos y después los ojos. Se pelean entre ellos y zarandean el cuerpo hasta que salta la billetera. Corren dentro de la casa, dejando plumas y sangre y sabanas con arañazos. Vuelven a modificar su materia como si nada fuere, y dejan de existir.
Bah. Corrió la caja de arroz buscando el azúcar. Aparecían por detrás los saquitos de té, los saquitos de pimienta negra, pimienta blanca, oréganos distintos, todos abiertos a la vez; una cuchara pequeña hace poco nacida, ahora muerta...Y ahí el azúcar, dura como la sal, lista para jugar a romperla en bloques con una cuchara.
Pensó que al clavarla, algún día, pasaría lo de aquel amigo que clavó un cuchillo en el freezer y lo encontraron pegado a las cubeteras, tan electrocutado como si la electricidad no hubiese parado de pasar durante todo el día. Esos arrebatos de la electricidad que al dejarte muerto, bien muerto, sigue pasando ahora sin obstáculos, pero sigue pasando y no se quiere ir, le hizo cerrar las piernas nuevamente y tener ganas de hacer pis, pero sabía que podría salir semen también.
Murió Luca. Hace cinco horas que lo sabe, y no sabe qué hacer.
Saturday, April 03, 2010
Steinbeck y su espina
' Descubrir paradojas me deleitaba: que cleave significaba tanto unir como separar; que host alude tanto a un enemigo cuanto a un amigo hospitalario; que king ('rey') y gens ('pueblo') proceden de la misma raíz. Por un tiempo, gocé de una lengua secreta: yclept y hyght para decir 'llamado', wist para 'conocer', accord para decir 'paz', entente para decir 'propósito', y fyaunce para decir promesa. Moviendo los labios, pronunciaba la letra lamada thorn, como una ''p'', a la cual se parece, y no como una ''th''. Pero en mi pueblo, la primera palabra de Ye Olde Pye Shoppe ('La Vieja Pastelería') se pronunciaba yee ( ji:) , así que supongo que mis mayores no estaban mucho mejor que yo. Fue sólo mucho más tarde cuando descubrí que la ''y'' sustituía a la thorn perdida.'
(John Steinbeck, en la introducción a 'Los hechos de Rey Arturo', traducción de Cralos Gardini)
Este símbolo, llamado thorn, alterna con < ð > para representar /θ/ y su alófono [ð]. Reemplazó a < d > y < th >, que se usaban con anterioridad. El primer texto datado con seguridad en el que aparece fue escrito en el siglo VIII. Era menos frecuente que < ð > antes de la época del rey Alfredo, pero a partir de entonces, se usó cada vez más a menudo en lugar de < ð > a principio de palabra, mientras que su uso en posición media y final era raro. Algunas ediciones modernas regularizan la variación entre < þ ~ ð > usando sólo < þ >.
(Wikipedia)
Thursday, April 01, 2010
Shakespeare y la Mandrágora
A veces las notas a pie de página, o notas del traductor, son más interesantes que el texto en sí. Esto me pasa con Shakespeare, y en este caso, tiene que ver con la raíz de la mandrágora, que por antropomorfoide, inspiró la intriga y hasta el temor de los antiguos. Esta nota la encontré al pie de Romeo y Julieta.
'Sobre las supersticiones de la mandrágora hay toda una historia. Para sólo citar textos ingleses, según Tomas Newton, en su Herbaria sobre La Bilbia, edición de 1578, la mandrágora se la representa bajo la forma humana, conformada, en las entrañas de la tierra, de la simiente de un asesino ejecutado por sus crímenes. Sir Tomas Brocone, en su Vulgar and Common Errors, se refiere a la creencia de que la mandrágora produce un ruido rechinante (stridolous noise) o da un chillido ( a shriek) al ser arrancada de la tierra, chillido fatal para quienes lo escuchan, pues enloquecen y no viven después por mucho tiempo, y enumera las precauciones que tomaban los antiguos para recoger dicha planta y deshacer su encanto o influencia perniciosa: ponerse cara al viento, describir con la espada tres círculos en torno y, al extraerla mirar hacia Occidente.
En otra obra, Bulwalke of Defence against Sickness, de Bulleine, publicada en 1575, se informa de varios métodos para evitar los peligros de la solanácea. El autor asegura que sin la muerte de un ser vivo, no se puede arrancar de la tierra. Así, debe emplearse un perro u otro animal fuerte, que tiren de la cuerda a la que previamente se atará la planta. Comenzada la faena de la extracción, ante los terribles gritos de la mandrágora, hay que taparse los oídos, si no se quiere morir. Arrancada, el animal que tiró de ella muere, pero no el hombre, que puede usar de las propiedades curativas de la raíz, de un vago parecido con el cuerpo humano. '
Hay muchas otras supersticiones sobre la mandrágora. Véase también James G Frazer Proceedings of the British Academy, 1917, 1918
Thursday, March 18, 2010
De Hombres y de Soretes
Hombre (Jack Nicholson): ¿Quiere respuestas?
Sorete(Tom Cruise): Me parece que me corresponden
Hombre: ¿Quiere respuestas?
Sorete: (como una loca) ¡Quiero la verdad!
Hombre: ¡Usted no puede manejar la verdad! Hijo, vivimos en un mundo dividido por paredes. Y esas paredes deben ser resguardadas por hombres con armas. ¿Quién lo va a hacer? ¿Usted? ¿Usted, teniente Weinberg? Tengo una responsabilidad más grande de la que usted pueda imaginar. Usted llora por Santiago y maldice a los marines. Se puede dar ese lujo. Se puede dar el lujo de no saber lo que yo sé : que la muerte de Santiago, aunque trágica, probablemente salvó vidas. Y mi existencia, aunque le parezca grotesca e incomprensible a Ud, salva vidas...Ud no quiere la verdad. Porque en el fondo, en esos lugares de los que no habla en las fiestas, Ud quiere que yo esté en esa pared. Ud me necesita en esa pared.
Usamos palabras como honor, código, lealtad... Usamos esas palabras como el fundamento de una vida perdida en la defensa de algo. Ud la usa como un chiste. No tengo ni el tiempo ni la obligación de explicarle mis razones a un hombre que duerme y se levanta bajo la frazada de la libertad que yo le proveo y que después cuestiona la manera en que la proveo! Preferiría que me dijese gracias y siguiera su camino. De lo contrario, preferiría que tome un arma y asuma mi puesto. De cualquier manera, me importa un carajo qué es lo que a Ud le corresponde.
Sorete: ¿Ordenó el código rojo??
Hombre: Hice el trabajo que Ud me ordenó
Sorete: ¿Ordenó Ud el código rojo?
Hombre: ¡Por supuesto que lo hice!
Tuesday, March 09, 2010
Banquete de Pordioseros (Rolling Stones, 1968)
No, no quiero escribir sobre el gobierno de mesócratas y cleptómanos que tenemos que aguantar; tampoco de la mesa de la Señora Mirtha Legrand. Es sobre uno de los discos más grosos de los Stones. Sabemos que la banda tiene muchísimos adeptos en este país, pero hay más de dos generaciones involucradas en el culto a Sus Satánicas Majestades. Y fue partir de 1995, con la primera visita del grupo, que el conurbano bonaerense se llenó de infames flequillos, camperitas de jean, y zapatillas tipo topper, que los fans de la banda que lideran Jagger y Richards pasaron de llamarse 'stones', a adoptar la más simpática o criollesca denominación de 'rolingas', que el paradigma cambió: aquellos 'stones', que tenían como cuarenta para 1994, que habían comprado lp's como éste, o que gastaron fortunas en piratas y 'picture discs', o que sabían las letras, anécdotas, signos, y señas de la banda fueron relevados por una nueva guardia de forajidos que sólo tenían el compilado 'de las botitas' (Jump Back) o que después se bajaron dicografías completas vía banda ancha, y que por el hecho de no tener ni tiempo ni ganas de asimilar tanta data, se aprendieron temas sueltos, o fueron derecho a los grandes éxitos.
Para los que no sabemos más que directivas generales sobre esta banda Beggars Banquet es un disco 'que hay que tener'. Y es que fue el regreso de los Stones a sus raíces blueseras y folk, después de los devaneos lisérgicos del año '67, y el verano del amor, para facturar tres discos impecables, como el mencionado, el siguiente 'Let it Bleed', y 'Sticky Fingers'. El disco, que es famoso por su tapa con graffitis pintados en la pared de un toilette, fue incautado en su primera tirada, y rápidamente reemplazado por una edición con una tapa blanca con estilizadas letras negras, reproduciendo el nombre de la banda, el título, y la fórmula 'R.S.V.P.' (répondez s'il vous plaît') ; los lp's con la tapa del excusado de aquella primerísima edición hoy son buscados como el Santo Grial.
Pero lo más destacable del disco es la música: todos clásicos. 'Sympathy for the Devil', con sus ritmo de congas y funk, con un Jagger relatando en la voz del diablo en primera persona su participación en distintos sucesos de la historia en los que debilitó la moral de los hombres, llenándolos de odio el uno contra el otro, en revoluciones palaciegas o sangrientas, montado en tanque o a caballo, o disparándole a Kennedy, todavía arranca escalofríos. A partir de una letra tan madura como ésta, nos enteramos que los Stones del '68 ya no son los ingenuos hippies que se metían cartoncitos debajo de la lengua. Es un Jagger muy maduro, treintañero y escéptico, el que en el tricentenario de la Revolución Sin Sangre (1668), canta en 'Street Figthing Man'
Hey! Think the time is right for a palace revolution But where I live the game to play is compromise solution Well, then what can a poor boy do Except to sing for a rock 'n' roll band 'Cause in sleepy London town There's no place for a street fighting man
Hey! Said my name is called disturbance I'll shout and scream, I'll kill the king, I'll rail at all his servants Well, what can a poor boy do Except to sing for a rock 'n' roll band 'Cause in sleepy London town There's no place for a street fighting man
Eran los tiempos del Mayo Francés, y de la primavera de Praga, pero cuando en Occidente todos los pibes querían socialismo, en Europa del este les decían 'No, gracias, pueden meterse a Mao en el ojete'
Pero no todo era política: hay letras sutiles y elegantes, con personajes urbanos y velados, impostores de saco y corbata
Oh the gangster looks so fright'ning
With his luger in his hand
When he gets home to his children
He's a family man But when it comes to the nitty-gritty
He can shove in his knife Yes he really looks quite religious He's been an outlaw all his life (Jigsaw Puzzle)
O el lamento folkie del novio desahuciado que al casarse ese día descubre en el saco 'con arrugas filosas com un cuchillo' (creases as sharp as a knife) que no habrá boda porque la novia no deseada está con el primo del novio. (Dear Doctor)
La placa se cierra con un tema cantado a estrofas intercaladas por Richards y Jagger, 'Salt of the Earth', (que conocí por un disco de Joan Baez) quizás la mejor letra de todo el disco, con unos Stones cantándole a la gloria del trabajador anónimo, con una voluntad socialista al mejor estilo Steinbeck
Bebamos a la salud de los que mucho trabajan.
Bebamos a la salud de los que pobres nacieron
Levanta tu copa al Bien y al Mal.
Bebamos a la salud de la Sal de la Tierra.
Reza por el soldado raso.
Piensa un poco en quien se rompe el lomo.
Reza por su mujer y su hijo,
por quienes prenden los fuegos y aún aran la tierra.
Y cuando miro esa a anónima multitud,
una masa gris y blanca y negra en torbellino,
no me parecen reales.
¡De hecho me parecen tan raros!
Levanta tu copa a la salud de la gente trabajadora.
Bebamos por las cabezas innumerables.
Pensemos en los millones de indecisos
que necesitan líderes y a cambio reciben estafadores.
Piensa un poco en el votante indeciso
sus ojos vacíos observan
extraños concursos de belleza
y un desfile de asaltantes vestidos de traje gris.
Una elección de cáncer o polio.
Ycuando paso la vista por esa anónima multitud,
una masa gris y blanca y negra en torbellino,
no me parecen reales.
i De hecho me parecen tan raros!
Levanta tu copa a la salud de los que mucho trabajan.
Bebamos por los que pobres necieron
Piensa un poco en la gente andrajosa.
Bebamos a la salud de la Sal de la Tierra.
Bebamos a la salud de los que mucho trabajan
Bebamos a la salud de la Sal de la Tierra.
Pensemos en los 2.000 millones.
Pensemos en los de humilde cuna.
Tuesday, March 02, 2010
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