Monday, July 18, 2011

No Se Suspende Por Lluvia

'Elijo estar Sola/o' Mentira. Nadie elige estar solo; esa es una frase que les cabe a los superados que pasaron los treinta y se dicen de ‘treintaipico’, porque son relativistas, y como superados que son, no definen nada rotundamente. Ya se sabe: ser extremista esta mal visto porque la pasión es cosa de mártires o de locos, y quedarse en el medio es lo más recomendable.
La soledad no discrimina a nadie: elige a un gordito, o a un flaco por igual. Como es sustantivo abstracto indivisible, no se puede compartir, como no se comparte la locura, y es individual, por lo mismo. Prueben compartir soledad y no van a tener con quien. Tampoco es un bien acumulable, no es un capital, porque cuánto más se acumula, menos vida se vive, y de menor calidad. La soledad te hace amar música que otros creen desagradable, te hace onanista compulsivo porque te regala erecciones que son como un plomo caliente entre las piernas por las noches de verano, o adicto a cualquier cosa desde el vino hasta la cocaína o el alplax los domingos al mediodía, te hace odiar a la gente que anda acompañada, y a los optimistas, y a los que ríen mucho y tienen planes para el fin de semana. A los seguros de sí mismos, y a los que bailan, van al  gimnasio o siempre están en forma. Te  hace odiar esos lugares donde los viernes a la noche está lleno de gente y no conseguís mesa para uno solo porque LAS FAMILIAS CONSUMEN MÁS. La soledad es buena amiga y te aparta de malas compañías, de lugares ruidosos, y cenas llenas de sobrinos y cuñados, de planes que no te incluyen y viajes que luego vas a ver en fotos donde no aparecés. La soledad te acostumbra a ir al cine solo y a mirar con desdén a los ‘pochocleros’ que arruinan tu relación con ese film de autor que dice tanto sobre vos, te acostumbra a camas de una plaza, y a plazas llenas de chicos que gritan, y padres que gastan guita en boludeces. A no ir a reuniones de egresados porque todos están mejor que vos, pegaron mejores laburos, y tienen pelo y novias o mujeres, contratos en euros, o hijos. A las resacas, los tafiroles, y las cenas de microondas, o las latas de atún que se acumulan en la alacena, a vacaciones de una semana, prepagas con planes odontológicos para blanquear el comedor, a la fluoxetina en dosis mínimas, pero que se toma con religiosa regularidad, a tener una mascota (que siempre es un gato: los perros son para familias)que un día desaparece, y a no encontrar más que mail basura en tu casilla, a contactos de Facebook a los que no querés hablar más porque están igual que vos, Y DE ESE TEMA NO SE HABLA. La soledad te presenta gente tan borracha como vos en la barra de un bar, que al principio es interesante, pero cuando ya tenés treinta y pico, no querés volver a ver: un tipo con un vaso en la mano es igual en cualquier parte del mundo. La soledad es precavida: si una mujer joven y bonita te habla en la calle, quizás sea para robarte, y si los Testigos de Jehová te despiertan un sábado a la mañana, hasta te sea divertido ponerte a hablar con ellos sobre las teorías evolucionistas vs el creacionismo, etc. Por eso, amable lector, hermano mío: si ves a un solitario, mátalo: le estás haciendo un favor.