Wednesday, July 31, 2013

Mujeres

Terrible la condición femenina. Llevan sobre sus espaldas y sus vientres la continuidad de la especie. Y no sólo por una cuestión fisiológica. El ser mujer es un ethos, una actitud, una responsabilidad en relación a nos, los disipados machos, siempre buscando en ellas lo efímero de un contacto pasajero. Pero las mujeres saben; sean madres, novias, amigas, hermanas, que su deber es ponernos sobre el carril. La condición inconsistente e inconsecuente del hombre es universal, y allí donde ellas estén, nos marcan el camino: sexualidad y reproducción responsable; trabajo; ahorro; alcohol sólo los fines de semana; nada de envasados de caro exotismo a la hora de las compras; afeitarse, cambiarse la ropa interior; no mirar a las hijas de nuestros amigos, por más que ya sean mujeres en apariencia; playstation con los chicos, entendidos como tus hijos, no tus amigotes.
 Las mujeres son previsoras. Y es que desde chicas, se les enseña y aprenden a llevar cartera, donde siempre hay una bombacha extra, tampones, preservativos, y manteca de cacao, amén del maquillaje.Mientras haya una mujer con cartera en el mundo, el futuro de la humanidad está asegurado.
Las mujeres son trabajadoras, y por la mitad de la guita que le pagan a un tipo, hacen el doble de trabajo, más rápido, mejor, y sin quejarse.
La mujer es desconfiada, y por lo tanto selectiva: primero con sus parejas, después con los amiguitos de la hija, y del hijo, porque ESA CHICA NO TE CONVIENE, Y NADIE TE HACE LAS MILANESAS COMO MAMÁ.
La mujeres son inquietas, y siempre buscan otra posibilidad, otra opción. Una mujer se separa para cambiar de vida, mientras que a los tipos nos dejan para dejarnos con la botella, y sin ninguna vida.
 Las mujeres interpretan mejor las intenciones del prójimo, porque tienen un instinto que las lleva a no firmar ese contrato, o a cerrar ese negocio, que deja a las mujeres con un tipo endeudado, y al tipo sin ellas.
Las mujeres no olvidan, y son duras para perdonar, cuando perdonan. Un tipo puede disculpar a cualquier amigo que se haya mandado la cagada de su vida, y justificarlo.
Las mujeres son vengativas y devuelven en exagerada proporción, contundencia, con inteligencia, y elegancia las traiciones, ofensas, y zarpes que les hagamos. Si les metés los cuerno con tu secretaria, ellas lo harán con tu jefe.
Las mujeres son grandes agentes culpógenos: siempre es el vecinito el mejor estudiante, el primito es el más educado, Maxi gana más, Gonza cogía mejor, y tu padre es un caballero. Y siempre el pelotudo es uno.
 Las mujeres engañan más y mejor, porque se calientan antes y siempre empiezan a coger antes en la vida, y lo siguen haciendo después de que vos ya estás muerto, bajo tierra, o con la pija muerta.
Pero la condición femenina es trágica, es despojo. Porque siempre se les exije más, más sacrificio, y tareas de mierda, indecorosas.Y es tan trágica su condición, que en medio de toda esta ordalía, esta faena, no deben descuidar su aspecto. Estar siempre lindas para la vecina, el jefe, el señor de enfrente, nosotros y los otros. Todo un sábado a la tarde entre depilación, lavado, cavado, peinado, elegir una buena ropa, para que en una trasnoche de hotel alojamiento, los tipos las desnudemos, las despeinemos y les echemos un guascazo en la cara.


Wednesday, July 24, 2013

La Novia Virgen

La soledad es como una enfermedad venérea, pero al revés, porque se cura cogiendo. Y a veces ni así. Dos seres humanos tienen tantas razones para odiarse como para amarse, porque la pasión nos lleva de un extremo al otro, y todos sabemos que sin pasión no se vive. O por lo menos, es lo que siempre me pasaba a mí. Tuve momentos con mujeres que duraron segundos; como ver a alguien por la calle, una mujer sin nombre que en ese momento pareció la razón para estar vivo, el centro del mundo que de repente se revelaba como un dato trascendente, una cifra incognoscible que uno quería abarcar con la mente y el cuerpo: como si el deseo, ese síntoma incurable de los vivos, ciego e innominado en la oscuridad de la intimidad se volviera esclarecimiento instantáneo a la luz de una mirada, una cabellera, un par de ojos. Minas que estaban acompañadas o solas, pero que siempre imaginaba como la persona para mí, el remedio a todos los males que siempre me reviraban. Y esos momentos fueron trascendentes porque fueron únicos, puntuales. Hacerse propio el objeto del deseo, acortar los límites entre lo quería y lo que tuve, me pasó una sola vez en la vida, hace 15 años. Y rompí mi corazón por imprudente. Pero lo peor es la indiferencia una vez que pasó la pasión. Puedo entender que a una mina no le pase nada conmigo, pero lo peor debe ser que las cosas que amabas del otro te atormenten, y te llenen de odio, y en eso, soy una novia virgen. No tengo la experiencia del despecho mas que por propio capricho, porque me gusta naufragar en auto compasión, aunque parezca una paradoja.

                                                                         

Friday, July 19, 2013

Eh, amigo

Es recomendable tener un solo amigo en la vida. Uno conoce, a través de la vida institucional (escuela, trabajo, club) especímenes de ser humano que responden al parámetro de la normalidad, porque son estas las organizaciones humanas que buscan que entremos en esos parámetros, la norma: sirven al propósito de impartir formación, asignar tareas para el bien común, o repartir esparcimiento, en las que, además, se busca que socialicemos, y construyamos vínculos, para que, alentados por el éxito en las mencionadas faenas y habiendo podido conseguir pareja en alguno de  esos ámbitos, podamos volver a construir lo mismo que buscamos en ellas: formación, trabajo, y esparcimiento, para nuestros hijos y las generaciones por venir. O sea: buscan convertirnos en proveedores, contribuyentes, y electores. El que no estudia, no trabaja, y no mira fútbol, no puede pedir nada, y no puede opinar. Así se paga la deuda con la sociedad, la misma que, a partir de los beneficios construídos por las generaciones anteriores, no nos dejó morir de frío o de hambre, o de enfermedad. Pero cuando un individuo, por puro escepticismo, no reconoce deuda alguna, o no se aplica lo suficiente a progresar en los estadíos que lo convierten de beneficiado a deudor, y luego beneficiario de esos privilegios, se transforma en un antisocial. Y cuando dos antisociales se encuentran en aulas, claustros, gimnasios, y demás salas de espera de la sociedad, se produce una complicidad que los ayuda compartir las vicisitudes del yerro, y la anomalía. Y hasta se pueden sentir orgullosos de no ser parte del canon, del retorcido entramado que tantos aceptan atravesar, y que bastantes aceptan sin entender o analizar. Un solo amigo así, es suficiente, es aconsejable, y hasta necesario. Para envejecer medianamente acompañado, para compartir vicios, virtudes, o quebrantos. Feliz Día a esos amigos

Monday, July 15, 2013

Folklore Gay

Para los que creen que Abel Pintos, con sus foulards, sus saquitos color pastel y sus sombreritos a lo Debbie Gibson son algo nuevo, les informo que no, que hubo a fines de los setentas un grupo folklórico que también se identificó con esa sensibilidad bajoventral musical peri-anal, atávicogedora, o vernaculear, o telúricogenética, como fue el folklore gay. Y fue la banda que salió de la Botica del Angel de Vergara Leumann, Los Chonguitos, la punta de lanza de una movida que incluyó a Hormiga Rosa el payador, el ballet 'Brishitos de mi Tierra', o Peteco Cagarajal, que, surgida de barrios con afluencia de gente del interior, como Once o Constitución, o partidos del Oeste como Hurlingham, se apoderó de la Capital primero, y después ya consagrados, del festival de Cosquín, donde provocaron el vómito colectivo de miles de aficionados que, al no reconocer o asimilar lo extremo de semejante protesta, pusieron al movimiento en la clandestinidad, relegándolos a las teteras y los clubes swingers.

                                              Adrián Sciolítico, de Los Chonguitos

Y si lo afectado, altisonante y arriesgado de la expresión necesitaba un epítome, esos eran Los Chonguitos. La impronta estridente de su vestimenta competía con la de su música, que al igual que la del Cuchi Leguizamón era inclasificable, llegándolos a clasificar como los New York Dolls del género. Y es que sus instrumentos tampoco eran tradicionales, llegando a electrificar los instrumentos de cuerda, amplificándolos con murallas de Marshalls, haciendo habitual el uso del charango gua gua (porque en el altiplano los bebés lloran así, con esa onomatopeya) cuya caja no era un lomo de mulita, sino de tatú carreta, con lo que el cordado era de 6 y 12 cuerdas, como el de la guitarra de Jimmy Page. El repertorio también era reflejo de esa provocación. Algunos títulos de canciones habrían hecho sonrojar hasta al mismísimo Almodóvar: 'Abríme el Surco, Turco', 'Pastelitos de tu Bosta (Yo Quiero Yo Quiero)', 'Lucho de Rodillas con Diamantes en su Cara', o 'Un Gallo en mi Vizcachera'. Todas las canciones hacían alusión más que evidente a la homosexualidad, y a las prácticas gay más aberrantes (splatting, fist fucking, S&M) 'Paisano, me gusta su Ano', en particular, versaba sobre una experiencia sexual primeriza de dos gauchos, Patiño y Vergatieza, en el que, después de adulterarle la ginebra con somníferos, este último ata al pobre Patiño a una rueda de carro, y lubricando su intimidad con grasa, lo posee sodomizándolo. El Comfer se negó a difundir semejante material, el que fue incautado por acción de una fiscalía bajo el cargo de perjuicio contra la integridad y la moral pública. Muchas de estas cintas fueron rescatadas del olvido y restauradas por Gustavo Santaolalla, quien se mostró entusiasmado de volver a traer a la superficie desde el abismo del olvido a estos pioneros, y revivir la frescura perdida de esos tiempos convulsionados.