Sunday, August 23, 2015

40


Y llegó otro fin de década. No es como otro aniversario cuando se redondea una cifra como los cuarenta. Es un momento en que uno evalúa, -y los demás asienten-, el cómo se llegó a esta edad. En lo personal, llego hecho mierda. El universo nos otorga una porción de materia, -nuestro cuerpo-, y le insufla un suspiro de energía. Desde allí, está en uno el cómo usamos ese avatar en la vida. Y es esta edad en la que tenemos que dejar de quejarnos, de achacar nuestro fracaso a cuestiones hereditarias, atávicas o ambientales, mamá, papá, o la suerte. La suerte no existe si no se sale a buscarla, y mi condición de claustrofílico me puso en suspenso frente al paso del tiempo, me abstuvo de actuar. La mía es una neurosis de lo más berreta, disfrazada de agudeza  intelectual. Un síntoma que se hace ubicuo, y que ahoga cualquier atisbo de proyecto, cualquier comienzo, que queda abortado en tripas por una autopsia precoz, por una sangría autoinflingida. La voluntad es materia prima desconocida para mí, un don como la fe, que se tiene o no se tiene, y no puedo entender a los que siempre están enfocados en algo, movidos por la premura de los plazos, o entusiasmados en proyectos. Siento que envidio la ceguera de los que todavía tienen ganas de viajar, trabajar o enamorarse. Puedo servir de consuelo al que vuelve derrotado de esas empresas,  al que quiera mirarse en las aguas calmas de mi desesperanza, al que quiera refrescarse en la sombra de mi sosegada tristeza, pero no puedo abrazarlos en el furor, en la alegría o en el entusiasmo. Tampoco puedo explicarles qué es estar en el pozo que estuve cavando estos últimos 20 años. Mi historia se escribe por omisión, mi presencia se hace palpable cuando no estoy allí. Envejezco en un cuerpo que acumula grasa en su resignado sedentarismo, pero mi escepticismo es siempre joven, siempre ágil. Se me dio el don de cincelar con el juicio las asperezas de los demás, de rellenar sus vacíos, de escucharlos, pero no puedo darles soluciones, porque no puedo solucionar nada en mí. El desaliento es un paisaje familiar ('the endless plain of misfortune'), y desde esta planicie puedo ver boludos que cabalgan de acá para allá. Yo soy el paisano que fuma, mira el cielo, y piensa 'para qué ensillar si parece que va a llover'.

Wednesday, July 22, 2015

1994



Todo era bastante más simple cuando tenía 19 años. Se podría llamar ‘síndrome del paraíso perdido’,  o los espectros de la guerra fría persiguiéndome,  pero cuando se es joven, hasta el infierno ofrece algo de sombra. Supongo que los que hoy no te dejan entrar en su Instagram porque no tenés un teléfono inteligente, o a su grupo de WhatsApp por la misma razón, cuando tengan cuarenta serán empleados de algún robot, y soñarán con acostarse al sol en alguna playa o plaza cuando salgan del trabajo, donde estarán encerrados como pollos en un criadero. El peronismo va a seguir, seguro:  como en ‘1984’ (la novela) o como en 1950 (el año) estaremos espiados por ‘manzaneros’, alcahuetes del partido,  y cada vez que los crucemos, tendremos que ponernos la manito en el pecho, como CFK cuando canta el himno. En la música, tendremos opciones como el ‘pop esquimal’, ‘la ranchera hindú’, o el ‘chamamé japonés’, un síntoma que ya se puede apreciar es este mestizaje de formas que no tienen casi contenido, porque lo fuerte de una identidad viene con lo inequívoco de una idiosincrasia, el haber hablado un solo idioma, haber conocido sólo a pares,  nacidos y criados en un solo lugar. Todo esto se perdió. Da lo mismo tributo senegalés a los Beatles, que tango tocado por hámsters.  Como en la película ‘Logan’s Run’, tendremos relojes que indicarán nuestra caducidad, detectores de obsolescencia basados en nuestro genoma, que nos indicarán cuánto tiempo  o energía nos queda como la pilita de los celulares.

En 1994 un alfajor Fantoche salía 50 centavos. Un boleto de colectivo, 45. La ropa de las chicas era bastante anodina (los noventas no habían entrado completamente, y se veía mucha prenda holgada, jardineritos, algodón, y colores pastel) Teníamos erecciones cada 15 minutos, incluso se nos paraba caminando por la calle, detrás de algún culo de mujer que se movía debajo de un jean. Las arterias nos bancaba tomar vino berreta, que salía $1,50, pero proporcionaba alucine para toda una siesta bajo el sol de invierno. 21 años atrás, no nos importaba estar solos:  la idea de la soledad nos parecía  romántica, y hasta la locura era inspiradora. Escuchábamos a los Doors, Peter Gabriel, los Beatles. Dejarnos crecer el pelo gracias a Kurt Cobain, que se acababa de suicidar, parecía un obligado homenaje. Argentina entró  al mundial en USA, pero salió saboteado por la efedrina. En una de mis largas caminatas por la costanera, encontré un gatito, lo llevé a lo de mi abuela, pero murió a los pocos días. Not a care in the world, como ahora, pero ahora sabemos que está mal. Que el paraíso en la tierra es el infierno, que no se puede vivir de hippie toda la vida, aunque algunos lo logren gracias a la política. La falsa idea de la gratuidad, del ‘vivamos con lo nuestro’, está dejando tres generaciones que se van a encontrar en las filas de los hospitales públicos, transportes, cárceles, o escuelas,  para votar,  cumplir condenas, viajar, o ser atendidos por heridas de bala, o embarazos no deseados.  Todo basado en la idea de la lucha de clases, de repartir mejor, eliminando el sistema de méritos y castigos. En las escuelas van a aprender a cagarse a tiros. En los hospitales, a verduguear a los médicos; en los transportes,  a todo el pasaje. Parece que en los cementerios se va a poder vivir mejor. Espero que todo quede registrado por algún celular.

Wednesday, July 08, 2015

Residents - OurTiredOurPoorOurHuddledMasses (1997)



Dos pintores de la antigüedad, Zeuxis de Heraclea, y Parrasio de Efeso, después de saberse rivales en su arte, decidieron competir para ver quién era el mejor. Los dos debían pintar un cuadro, a lo que Zeuxis aportó un lienzo donde se veía un racimo de uvas. Tan realista y patente era su trabajo, que los pájaros bajaban a picotear la tela, sin advertir que era un simple bodegón. Cuando Parrasio mostró su trabajo, Zeuxis se acercó a descubrir el velo que cubría el cuadro, para darse cuenta que el manto sobre la tela era el cuadro mismo. De esta historia se puede deducir una primera idea, y es la de que el arte es siempre engaño, artificio, o mímesis, imitación de la realidad. Pero si vemos el velo como la manera de indicarnos que hay algo más allá de lo evidente, descubrimos que el arte de los últimos 150 años es un engaño que se acepta a sabiendas, como un tren fantasma en el que entramos con morbo prostibulario, dispuestos al terror fingido, que se relaja en carcajadas autoindulgentes, o a la excitación furtiva de pacotilla, que se vacía en un preservativo y se tira. Y es que desde Warhol hacia aquí, ya no existen ojos desnudos o inocentes, como los de los pájaros que comían las uvas pintadas. Para acceder a una obra de arte hace falta erudición y actitud, postura de ‘yo voy a ver arte’, que es la misma actitud de ir al ginecólogo, o pagar en lo del contador. Uno ‘se prepara para’, porque el arte está confinado a tal fin, un lugar donde puede ser visto. Ya no se trata de un vitral en una catedral. Ahora es un bien de consumo, con peso neto, precio, y aditivos. La obra de arte, un bien espiritual, se volvió mercancía, y al revés, que es lo peor.
Los Residents tienen todo esto, y lo explotan. Muestran las convenciones de una banda de rock (son cuatro, tocan instrumentos eléctricos, cantan y tocan sus canciones) pero todo llega hasta allí: desde 1976 son una banda cuyos miembros aparecen tocando disfrazados con sus rostros ocultos. Hacen incógnito, o reniegan de lo que hace subyugantes a las estrellas del mass-media, lo distintivo de las celebrities: lo único de sus rasgos, lo inimitable de sus identidades. En un mundo en el que los artistas son marcas, y en el que se exalta la validez de fábrica como garantía de autenticidad, y cuando en realidad todos los productos pop se parecen, al ser sólo una máscara intercambiable, podrían ser ignotos choferes de colectivo, verduleros, o legisladores en una doble vida. Se apropian de identidades ajenas (Hank Williams, Ray Charles, James Brown, Beatles, Stones, Dylan) nunca a manera de homenaje, siempre en clave paródica desde lo gráfico, deformando una portada, como la de ‘With The Beatles’, imitándolos, versionándolos, o sampleándolos descaradamente, como al ‘Billy Jean’ de Michael Jackson. Es, a simple vista, el arte como rapiña; a simple vista, pero también lo es como oprobio, a la manera de Frank Zappa, pervirtiendo un inocente clásico del bubble- gum como ‘Teddy Bear’, aportándole un toque pedófilo inconfundible. O de iconoclasia pura, como lo hacen con el ‘Satisfaction’ de los Stones. Se trata siempre de pervertir el sentido, y volverlo extraño al oyente que ya conoce la obra versionada. Es ofrecer uvas podridas a los pájaros. Sin embargo, es el desencanto con la industria y el negocio de la música, -los verdaderos ‘descarados’- lo que los hace escribir versos como ‘Maybe if I put a bullet in my brain, They'll remember me like Kurt Cobain. And the parasites on MTV, would wipe their eyes and act like they knew me’
En este cd doble que les ofrezco en dos links, rippeados como WMA, hay simples con sus dos lados, eps, algunos temas del ‘Commercial Album’ (un disco que consiste en temas de un minuto), y ‘concentrados’ de ciertos discos, donde en tracks de más de 9 minutos, se pasa revista a LPs enteros. 


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Sunday, June 28, 2015

Espacio para uno más

Maldoror, -como tantos otros que no quiero nombrar-, a través de la lisonja, la desvergonzada genuflexión, -la más abierta de las disciplinas humanísticas peronísticas-, se consiguió su lugar en el banquete, después de cebar mate durante años en unidades básicas, y jugar al sicofante solícito y obediente, y obteniendo así un crédito para abrir su propia productora. Como los tiempos eran prósperos, o así le parecía a la jerarquía de cleptómanos imperante, el mismo mensaje de prosperidad tenía que traducirse en plétora intelectual, por lo tanto, escritores y artistas se constituyeron en una élite de esclarecidos que debían indicarle su camino al vulgo, que como siempre, seguía en la oscuridad. Su querencia beatle le dictaba que le pusiera Manzana, pero la asociación con la mordida era evidente.
La productora se dedicó a filmar cine apologético al régimen, lleno de panegíricos hacia la figura del Maestro Amor, el líder de los humildes, el Descamisado Promordial, hecho a partir de una costilla de Adán, y de un buñuelo de Eva Perón. 


La primera producción, 'La Razón de Mi Vida', era una visión peronista de la historia universal, con un Noé justicialista que salvaba a todos los animales, menos a los gorilas, los que sobrevivían al Diluvio para vengar a sus congéneres ahogados. Moisés subía al Monte Sinaí y bajaba con las Tablas de los Diez Mandamientos Peronistas...todo así, hasta llegar a Jesús, que era crucificado por los gorilas romanos, etc, etc. El proyecto era muy ambicioso y fue filmado en locaciones de Mendoza, donde se filmó el Paraíso Terrenal Justicialista, y San Juan, como el desierto del Éxodo Descamisado, poblado por plagas como una araña gigante cuya cabeza calva y sus gafas mutlifacéticas y negras recordaban a una especie de cabeza del Indio Solari multípoda y que como la Esfinge, proponía acertijos al pueblo elegido tales como '¿Cuál es el perro que entrega a sus compañeros gateando las botas del lobo feroz suelto mientras el cordero atado de Lana del Rey entrega su almeja en la sopa donde la mosca nada después de joder detrás de la oreja para luego sorberla con fruición?' En estas y otras boludeces se iba el dinero del pueblo, que recibía el aluvión cultural innecesario, aleccionador, e inútil, mientras en los hospitales no había medicamentos, y esforzados ciudadanos recorrían las calles en bicicleta en busca de alguna garrafa.
             
       

Monday, June 08, 2015

Cuentos de la Calesita Embrujada


Don Nicola (o mejor dicho, su fantasma) se aburre bastante porque ya nadie va a su calesita. Una calesita fantasma aparece y desaparece en lapsos de tiempo muy cortos, y a horas en que no hay chicos en la plaza; o al menos chicos vivos. Resulta que una vez apareció un fantasma ya mayor, alto y desgarbado preguntando por el Club de los Suicidas, y que estaba seguro que era por alguna de esas calles que iban hacia el oeste. Don Nicola no conocía tal institución, pero se quedó pensando para qué existiría tal institución. Sin duda era una organización sin fines de lucro, porque se quedaría sin socios muy pronto. Aparte, ¿de qué hablarían?: '¿Qué pensás hacer el fin de semana?' Sería tan inútil e inconducente como el Club de los Procastinadores, o se daría todo por sobreentendido, como en el Club de los Telépatas: 'Que levante la mano el que sabe lo que voy a decir'.
Al rato vuelve el fantasma desorientado, y aclara, 'es por un concurso de sobrevivientes, me citaron para que hablara de mi caso'. Don Nicola lo miró más pálido que el fantasma de un albino, y cauteloso le aclaró, 'Vea, amigo, Ud es un fantasma, y no ceo que su caso cuente como sobreviviente'
El recién llegado mostró una mueca de indignación y exclamó '¡Habráse visto tal falta de respeto!¿Cómo piensa Ud que yo estoy muerto, si soy tan real como Ud?'

Don Nicola suspiró y dijo: 'Amigo, se nota que lleva pocas horas de muerto: a todos nos pasa'

- 'Es que yo me he muerto varias veces' -dijo el extraño- 'el problema es que nunca es la última vez'

El hombre se alejó, y Don Nicola pensó para sus adentros, 'algunas muertes llevan toda una vida... o varias'

Saturday, May 30, 2015

Cumplimos 9 años!



‘El que en 2006 se armaba un blog porque era de lo más hip, lo mantiene en 2015 porque es un romántico’.
Todavía recuerdo la época en que había que entrar a un ciber-café para chequear mails, chatear, o actualizar tu blog. Era la misma época en que salir con cien mangos era más que suficiente; todavía comprábamos cds, y había ganas de leer libros. 2006 fue el año en que entramos en la treintena, aspirábamos coca con amigos, y todo nos chupaba un huevo. Vimos a Daft Punk, Patti Smith, Beastie Boys, y Yeah Yeah Yeahs. Empezamos a dar clases de inglés, y pesábamos 10 kilos menos. Creíamos en la amistad, y crecimos para ver que estamos solos. Que no hay nada al final del arcoiris, y que fuimos ingenuos, y un poco boludos. Que nos dejamos engatusar por minas que no valían la pena. Que Facebook y los smartphones se chuparon todo lo que íbamos a hacer en los cibers, incluso a los cibers.  Que algunas amistades, por más virtuales que sean, siguen siendo reales, buenas, verdaderas y duraderas.

Amo este blog por más que esté muerto, demodé, y sin corresponsales ni comentaristas. Seguiremos posteando de vez en cuando, aunque sólo sea para parecer cuarentones encaprichados,  nostalgiosos de mejores épocas.

Saturday, May 23, 2015

Contratada


Diario del escritor exitoso libidinoso que nunca seré en 2045 a manera de meta-texto:
‘Hoy vino a verme una aspirante a escritora, de quien sólo tenía una foto. Un rostro sonriente, de veinteañera llena de expectativas. Ah, había adjuntado un RTF de su novela. El formato admitía correcciones que no me molesté en hacerle. La cité en este mismo despacho, donde mis volúmenes intimidan a cualquier persona de su edad. La dejé hablar y descargar toda la electricidad de lo tenso del momento. Tropezaba con las palabras, y alternaba sonrisas, y una risa nerviosa con instantes de seriedad y expectación, insegura de lo que pudiera llegar a decirle. Advertí  llevaba puesta una camisa de muy delgada tela debajo de su tailleur, y le pedí que se lo sacara y lo colgara sobre el respaldo de la silla. Como se podía adivinar, sus pechos eran muy grandes y subían y bajaban con su respiración agitada. Bajé la temperatura de la habitación, y el frío le erectó los pezones. Ella lo advirtió y se ruborizó.
‘¿Alguna vez probó opio, señorita?’, le pregunté con aire inocente y distraído.
‘No, no, por supuesto que no…’
‘Verá, me gusta escuchar música a esta misma hora todos los días a esta hora, el atardecer, contemplar la puesta del sol a través de los ventanales, y fumar opio de esta pipa de piedra que compré en Bali…pruebe’
Una pitada, y otra más, y le convidé whiskey. Por supuesto que en la pipa había más que opio. Le pedí que se parara, y que se subiera la falda.
‘Sácate la camisa. Ahora, mastúrbate. No. Con mi dedos’

Wednesday, April 29, 2015

Ataraxia Express



Todas las noches me acuesto con mi muerte en mi cama. No hacen falta comodidades, porque en una plaza cabemos los dos. Un poco de alcohol propicia la vasodilatación necesaria y la dopamina que me ponen a escribir. Hacer interpretación de nuestras taras ayuda a curarlas. La hermenéutica de uno mismo ayuda a un diagnóstico, una prescripición: necesito una noche eterna pero iluminada, como una aurora boreal donde todos podamos flotar mirándonos a los ojos, cómplices, y sabedores del regocijo de la morada definitiva. Un paisaje sin vicisitudes, sin ambición, ansiedad, plazos, o lucha. Un espacio sin paso del tiempo al que podamos acceder desnudos y primordiales, en la candidez intrauterina de un eterno sol de medianoche. Existe un lugar así, pero hay que dejar el cuerpo atrás. El cuerpo y su suciedad, su deseo de cópulas frustrantes e inútiles. El cuerpo y su deseo de otros cuerpos, la selección natural que siempre dejará a tipos como yo con una botella al costado del teclado, y el desconsuelo de las hormonas, que siempre regresa.

Wednesday, March 04, 2015

Oniropedia

A los cuarenta se pagan la desidia y la procastinación de las dos décadas anteriores; los años perdidos en raptos de ansiedad desarticulada, los espasmos de voluntad desperdiciada en proyectos improbables; los amores no correspondidos, y su inevitable secuela de aislamiento; la embriaguez y su retahíla de mantras nihilistas recitados vaso tras vaso. Se puede sentir en el cuarto húmedo de la casa paterna  que nos es legado como morada y eterno espacio de reflexión en el que como en un purgatorio, todos los libros de las bibliotecas que nos hemos resistido a leer nos perseguirán desde sus inmutables lomos, en una invitación que puede esperar un década más, una borrachera más, un domingo más.


Llegará un momento en nuestras vidas en que todo será pasado, y el presente se nos revelará como un montón de datos fastidiosos, o vacíos de estímulos. Nuestra cara en el espejo, las bocinas en la calle, perros ladrando en la vecindad, los goles de partidos que no nos interesan, todo será el alimento que rumiaremos como vacas durante años sin amor, y sin comunicación. Nuestra amargura y nuestro cinismo, sumados a la resignación, serán manifiestos en nuestro trato diario, cuando no en la prisión del mero aislamiento. Amigos de otras época recordarán lo cándido de nuestro aire de antaño, el talante festivo que nos supo ganar simpatías. Era el pseudópodo invisible con el que uno intentaba invadir almas, y cuerpos. Hoy uno ya no se dispensa en artificios de semejante naturaleza. De todas maneras siempre fue el  mismo afán egoísta de la satisfacción, la jugarreta de la testosterona, tensando los músculos, en busca de un escape a través del sexo. Aprendimos que sólo  hacía brotar risas, y nada más. Pero se termina como se terminan las botellas y los fines de semana. Que el tiempo traiga lo que venga. Muchos no tuvieron ni eso.

Wednesday, February 25, 2015

Introducción

Une jeune femme coupée en rondelets. Una joven cortada en rodajas. Afuera hace frío y la intemperie ofrece desolación, y el silbar del viento, que arrastra impiadosas gotas de aguanieve. Adentro estoy yo, con un vaso de whisky en la mano, tirado sobre  un sillón, mirando a alguien cuyo nombre he olvidado, pero cuyo precio ya he pagado por adelantado. Una civilizada transacción que se hizo por teléfono, y que se concreta en una habitación donde habita una mujer rentada por una hora y media. En esa conversación telefónica se detallaron gustos, ambientación y exigencias de mi parte, y sugerencias de parte de la contratada. El factor visual incluye coreografías, cierto tipo de música, y la bebida que sostengo, junto a la atención que dispenso sin distracción. Hay música que se manifiesta en la cadencia de una caderas poco pronunciadas, pero contundente en su ritmo, y suaves al tacto. Dulce al oído, generosa en un beso que une nuestras lenguas como dos caracoles. Ella sabe hacer su trabajo. La bebida hace su efecto, y dilata pupilas y vasos sanguíneos. Ella baila sobre la cama,  mientras se desviste, para recostarse mientras se contorsiona sobres las sábanas.


Yo sigo sentado como contemplando un paisaje. La luz de la calle, entrecortada por la persiana, se ofrece como heridas sobre su cuerpo, en un juego de sombras, surcos, iluminados, aquí, ensombrecidos allá







Nota: este mismo post puede verse en  Vidademuertos , nuestra nueva casa. Gracias a la política de restricción con respecto a contenido sexualmente explícito Blogger va a convertir en privados los blogs que exhiban este tipo de contenidos, como el mío.



Monday, February 09, 2015

La Venus de las Pieles


                                                   
                                                 


                                           "Venus In Furs"

Shiny, shiny, shiny boots of leather
Whiplash girlchild in the dark
Comes in bells, your servant, don't forsake him
Strike, dear mistress, and cure his heart
Downy sins of streetlight fancies
Chase the costumes she shall wear
Ermine furs adorn the imperious
Severin, Severin awaits you there
I am tired, I am weary
I could sleep for a thousand years
A thousand dreams that would awake me
Different colors made of tears
Kiss the boot of shiny, shiny leather
Shiny leather in the dark
Tongue of thongs, the belt that does await you
Strike, dear mistress, and cure his heart
Severin, Severin, speak so slightly
Severin, down on your bended knee
Taste the whip, in love not given lightly
Taste the whip, now plead for me
I am tired, I am weary
I could sleep for a thousand years
A thousand dreams that would awake me
Different colors made of tears
Shiny, shiny, shiny boots of leather
Whiplash girlchild in the dark
Severin, your servant comes in bells, please don't forsake him
Strike, dear mistress, and cure his heart








Friday, January 16, 2015

Decálogo del Hombre Hombre


Este año cumplo cuarenta, y es una edad para empezar a sincerarse: ya no soy la joven promesa, el recién llegado, cándido, y anhelante, el bisoño amateur con suerte que tiene todo por aprender, y al que nada debe reprocharse. Es la edad en que se puede evaluar cómo se ha vivido, y cuáles serán las circunstancias y condicionamientos en los que se vivirá, bien o mal, sean estos favorables, anodinos u hostiles. Y debo empezar a aceptar que voy a estar solo siempre, porque no estoy a la altura del desafío que implica estar en pareja. Pero no por eso no estoy en condiciones de saber qué le gusta a las mujeres que admiro. Y es que sé muy poco de mujeres, pero puedo adivinar, por el hecho de que tuve hermana, madre y abuelas que los estereotipos de hombre imperantes hoy, cuyas edades van entre los 20 y 30 años, no son los deseables para las mujeres de esa misma edad. Los veinteañeros van bien con chicas por debajo de veinte, o por encima de cincuenta, que son las edades en que las mujeres no piensan en la reproducción, y en que el sexo es meramente recreativo. Ya sabemos lo que es el hombre objeto, pero acá va un par de consejos para ser un hombre hombre (Gracias Old Spice, cuando quieran, monetícenme) Y Ud, joven argentino...¡tome nota!


El hombre Hombre no tiene ni novias, ni prometidas, ni exes, ni parejas: tiene mujeres. Esto implica que cuando se refiere a su compañera, dice, 'esta es mi mujer'. Y cuando digo que no tiene exes quiero decir que no tiene pasado.
El hombre Hombre no se ufana de sus conquistas, ni de sus proezas en la cama. Es de salame, de gil, andar diciendo cosas como 'yo me echo cuatro al hilo', o 'yo, dos sin sacarla'. Tales individuos, reunidos en manada de pares  iguales, son igualmente cornudos.
El hombre Hombre no se aplica a su aspecto físico con la diligencia, tiempo y la erogación de dinero que vemos en los ubicuos metrosexuales, especie de vergonzosos epígonos de lo que alguna vez fue el Hombre, degradados a consoladores bronceados, llenos de piercings y tatuajes, con el cabello y el físico trabajado en casas del ramo que se dedican a la infame faena del pigmalionismo posmoderno.
El hombre Hombre debe beber e insultar. El hombre que no bebe ni insulta no es confiable, no tiene pasión, no es capaz de amar, porque no es capaz de odiar, y sólo piensa en sí mismo.Y beber es beber whisky, vino, cerveza o vodka. Los que toman tragos, o cualquier cosa que en un vaso lleve paragüitas, sorbetes sinuosos, o que posea colores como el azul, el rosa, o el blanco, es PUTO.
El hombre Hombre puede bailar, pero sin llevar las manos por encima de los hombros. Ese es el límite. Por encima de allí, se encuentra la zona gay.
El hombre Hombre puede llevar perfume, pero debe abstenerse de ciertas fragancias cuyos avisos publicitarios muestren metrosexuales de veintipico.
El hombre Hombre puede cambiar los pañales de su hijo, una vez en la vida. Para eso está la niñera; y si no puedes pagarla, no te mereces ni casarte, ni tener hijos.
El hombre Hombre puede practicar jardinería, baile, o puericultura, si cumple con todos los requisitos arriba detallados.
El hombre Hombre no compra un perro. El hombre Hombre adopta un perro o gato callejeros.
El hombre Hombre nunca mirará con lascivia o deseo a la mujer de un amigo. La mujer del amigo es del amigo...ahora, si el amigo es medio pelotudo, y vive mirando los pajaritos...
Si cumples todos los requisitos eres HH. Tu masculinidad es merecedora de una hembra a tu altura.
Si cumples con siete, sobre todos los conductuales, y no tienes ni hijos, ni niñera, ni trabajo, tampoco debes tener una mujer.
Si no cumples con ninguno, eres una mujer.


Saturday, January 10, 2015

Así Es El Calor



maldoror se prepara para pasar la temporada más cálida del año en su malquerida madriguera. Las horas que pasan deshidratándose en gotas de sudor sobre la frente de los los dementes que todavía nos animamos a seguir viviendo en esta latitud nos encuentran preparando jarras de tereré, improvisando alguna ensalada fría en base a sardinas, papa y cebolla, prendiendo la computadora para scrollear esa torre de Babel de ladrillos en HTML que es el Facebook, esperando que baje el sol para regar el jardín. Son más de seis meses en que el sol es dueño y señor de esta tierra. El decide cuándo vamos a salir, qué vamos a comer, y cómo nos vestimos. Y si alguien en su afiebrada rebelión se opone, se agarra un golpe de calor. El radar de las contingencias no depara más que furtivas salidas a comprar alguna cerveza (un par) o jugar algún juego de azar: los seis numeritos que como en una galleta china de la suerte, nos indique un futuro más excitante o promisorio. Siempre fantaseo en esta época en cavar un gran pozo, y allí soterrar un ómnibus sin asientos, ambientado como una residencia de verano, con aire acondicionado, y todo lo que haga falta para pasarla mejor. No es momento para decisiones destempladas, ni migraciones en busca de algún lugar con agua: no hay un río, lago o embalse en miles de km a la redonda. Esto es el desierto, y así lo soportamos estoicamente encerrados. Mi padre me acompaña en esta convivencia sin quejarse, como la hecho siempre. La presencia femenina de una gata hace las veces de amortiguador o bálsamo para lo parco, o acerbo de nuestro trato, en el que no falta humor a la hora de sentarnos frente al televisor. Los dos sabemos del gusto por el absurdo del otro, y lo cultivamos a la hora del almuerzo. Hacemos criba, sorna y escarnio de lo que la televisión ofrece, que en verano prodiga culos, y paseos de periodistas por centros balnearios atestados de gente. Por sobre la tierra, o debajo de esta, a ambos lados del televisor, la vida dura más que un verano, pero sólo se puede vivir a una estación por vez.