Tuesday, October 27, 2009

Grace Slick cumple 70 años!


Nacida como Grace Wing el 30 de octubre de 1939, fue la Alicia en el País de las Ladillas, la Dama de las Clamídeas de la generación hippie, y como tal, se debe haber bañado dos ó tres veces entre 1969 y 1979. Un ícono como Jerry García, o Mick Jagger, y una voz potente, aparte de una mina muy linda. Una 'merry prankster' total, quizo darle LSD a Nixon una vez que fue invitada a la Casa Blanca a tomar el té y, como actuando su propia canción 'White Rabbit', cuando estaba por entrar fue detenida con varios micrones de la droga debajo de una uña postiza, justo cuando iba a meterle el psicotrópico a la taza de té del mandatario. A medida que su banda, Jefferson Airplane, se pasaban a drogas más duras (cocaína) el nombre de la banda iba cambiando de Jefferson Airplane a Jefferson Starship (los tipos iban cada vez más alto) y después a Starship. En los ochentas la banda fue un bodrio total con éxitos de ventas como 'We Built This City', o 'Nothing's Gonna Stop Us Now', la canción cólico renal de la igualmente abominable película 'Mannequin'. Grace se hizo la típica permanente, se divorció de su marido de los sesentas, el padre de su hija China y se olvidó los ideales de la generación de Acuario; rearmó la banda con el nombre original en 1989. Hoy tiene el pelo canoso y largo y se dedica a la pintura 'para pagar la hipoteca'.

Sunday, October 25, 2009

Francis Bacon, a cien años de su nacimiento



En estos tiempos en que ni siquiera el espejo garantiza nuestra identidad, las figuras de Bacon se desdibujan en sus contornos, se convulsionan en sus formas, anónimas en su ambigüedad, perniciosas en su impostura; todo llagas, mutilación y despojo de lo que alguna vez fueron nuestros semejantes. Un bestiario de lo que pudo haber sido la raza humana. Delante de nuestros impávidos ojos, estos monstruos se contorsionan en muecas, mudos gritos de dolor, alaridos que reverberan atrapados en la tela. Si Picasso fue el asesino de lo figurativo con su insultante informalismo, Bacon es el hierático cirujano de la morgue que corta con su pincel-bisturí los restos de aquel crimen. Y como cualquier cirujano, no muestra la menor repulsión ante lo que ayer fue una persona. Ya que, ¿qué pueden importarle estos guiñapos sanguinolentos, la carne tumefacta, putrefacta de estas formas sin redención? (si el prójimo es sólo una bolsa de huesos y viscera cuando está vivo,¿qué más importa muerto?) En Bacon hay dolor, convulsiones, gritos, pero no hay catarsis. Ni siquiera la cópula sobre una cama, entre el cielo y el infierno, garantiza el alivio: las figuras ya estan heridas de muerte, se agitan, se vuelven una sola masa de espanto. La búsqueda de la alteridad, de la otredad, es un despiadado acto de disección, buscar en las entrañas, hasta encontrar la oquedad de lo que estuvo vivo pero ya no es más.

Monday, October 19, 2009

La Nena Más Fea del Mundo



Se llamaba Amelia y nació canosa, arrugada, con los dientes amarillos y corta de vista. Como no veía nada, no reconoció a sus padres hasta que le pusieron anteojos. Pero su olfato era muy fino, y se podía decir que ella misma olía a perro mojado. Sus padres eran una botella de vodka que trabajaba de profesor de letras, y una cajita de lexotanil que adormilaba a una clase de Artes Plásticas. De chica, Amelia tenía de mascota a una rata y, como aprendió a a leer de muy chica, le leía a novelas al roedor, que la mayoría de las veces, se terminaba comiendo las páginas cuando Amelia se quedaba dormida. Así, la lectora precoz se perdió páginas de sus obras, que siempre inventaba a voluntad cuando volvía a retomar las historias, como aquella vez que creyó que El Quijote terminaba en el epitafio que Sansón Carrasco le puso al Hidalgo Don, o que 'El Paraíso Perdido' de Milton adolescía de ciertos pasajes, como el nacimiento de Eva, dejando así huérfana a toda la especie humana. Pero Amelia se cansó pronto de la literatura, y empezó a fumar y a jugar a las cartas, y como tenía como mil años, no le importaba apostar su juventud a cualquiera, total su virginidad la había perdido, como su lozanía, en escarceos en manos de vulgares muchachos de barrio, a quienes poco le importaban los alejandrinos, o las rimas consonantes. Asi, jugando al póker con inexpertos marineros, se gano mil días de atardeceres eternos, veinticuatro horas donde sólo volaban mariposas, o semanas de correr detras de panaderos, minutos antes que lloviera, que así rezaban las cláusulas, caprichosas como el vuelo de un panadero en el viento que precede a una tormenta. Pero no sólo de tiempo muere el hombre, y Amelia lo sabía mejor que nadie: ella, que había nacido vieja, podía predecir las manos de cien jugadas, tal era su conocimiento del azar y sus idas y venidas, y lo imprudentes y predecibles que se volvían los que todo lo apostaban a la última carta, los que pierden a vida en un segundo y se condenan por una corazonada, una fatal sospecha.

Friday, October 09, 2009

Un Gato Locrio


(De la serie 'Animales talentosos')
Lester Young fue el primer gato que aprendió a tocar el saxo tenor. Antes de él, los gatos perseguían ratones, fornicaban en los techos de latón caliente, maullaban, y por lo que de tiempo les quedaba, lo ocupaban en dormir a bigote trémulo. O como cualquier otro animal, se unían a las unidades básicas del Partido Justicialista. Pero era el nuestro un gato (mal) criado en un ambiente medio burgués e hijo de profesionales. Ya mostraba aptitudes para la música de cámara desde pequeño, cuando afinaba en sus bigotes los pizzicatos de los cuartetos de cuerda de Beethoven ( en realidad, veces le daba en la tónica, veces no, no me rompan las pelotas, Beethoven sabía mas que cualquier otro gato de eso) Pero fue cuando Lester escucho el jazz, y su obsesión por la profusión de notas, que sus nervios se templaron para este tipo de música. Así fue como con otro gato amigo tiraron un piano de cola desde un noveno piso para saber qué nota producía al reventar contra el piso ¿Y qué nota se produce? No tengo las mas puta idea. Aparte, no hace a la historia, no me rompan las pelotas. La primera vez que Lester se encontró con un saxo fue en Rosario, cuando conoció al gato Barbieri, que era un gato que vivía a la vuelta de Lester. Barbieri le ponía mucha onda, pero no le encontraba la vuelta al asunto, y le terminó vendiendo el instrumento a Lester. Fue así como se encontró con el oro de su Rhin, y si bien a Lester nunca le gustó Wagner, enseguida pudo meter notas de Carmen, de Bizet (sur l'air, sur l'air) en cualquier composición que sonara en la radio. Nada mal. Era un buen comienzo; pero al año ya sabía escalas dóricas, jónicas y sepúlvedas. Con los gatos del barrio formó la 'Kool Kat Jazz Band'. Hacían standards como Body & Soul, My Man's Gone Now, y Caravan. Pero el número que se robaba la noche era una versión blues de la Cumparsita, que despachaban hasta tres veces por recital. Fue en uno de esos shows en Rosario que los vió mi gran amigo, y mentor de muchos artistas, el gato Duran, que lo llevó a que conociera a Johnny Allon. Y fue allí, en el Reventable Bailable de Once, que Lester, el gato más cool de esta parte del Paraná compuso sus Sonatas Toxoplamáticas, el blues 'Como Cobos no conozco', y la marcha peronista tocada al revés, infaltable a la hora de invocar a sindicalistas con ganas de escuchar cualquier cosa que no fuera cumbia.

Thursday, October 08, 2009

Feliz Cumpleaños, Polly Jean

Para toda la platea masculina, que aparte de tener huevos, tiene oídos: la flaca cumple 40
Todavía recuerdo el show que dio en el primer Personal Fest el 6 de noviembre de 2004
Long live our '50 ft queenie'