Saturday, May 30, 2015

Cumplimos 9 años!



‘El que en 2006 se armaba un blog porque era de lo más hip, lo mantiene en 2015 porque es un romántico’.
Todavía recuerdo la época en que había que entrar a un ciber-café para chequear mails, chatear, o actualizar tu blog. Era la misma época en que salir con cien mangos era más que suficiente; todavía comprábamos cds, y había ganas de leer libros. 2006 fue el año en que entramos en la treintena, aspirábamos coca con amigos, y todo nos chupaba un huevo. Vimos a Daft Punk, Patti Smith, Beastie Boys, y Yeah Yeah Yeahs. Empezamos a dar clases de inglés, y pesábamos 10 kilos menos. Creíamos en la amistad, y crecimos para ver que estamos solos. Que no hay nada al final del arcoiris, y que fuimos ingenuos, y un poco boludos. Que nos dejamos engatusar por minas que no valían la pena. Que Facebook y los smartphones se chuparon todo lo que íbamos a hacer en los cibers, incluso a los cibers.  Que algunas amistades, por más virtuales que sean, siguen siendo reales, buenas, verdaderas y duraderas.

Amo este blog por más que esté muerto, demodé, y sin corresponsales ni comentaristas. Seguiremos posteando de vez en cuando, aunque sólo sea para parecer cuarentones encaprichados,  nostalgiosos de mejores épocas.

Saturday, May 23, 2015

Contratada


Diario del escritor exitoso libidinoso que nunca seré en 2045 a manera de meta-texto:
‘Hoy vino a verme una aspirante a escritora, de quien sólo tenía una foto. Un rostro sonriente, de veinteañera llena de expectativas. Ah, había adjuntado un RTF de su novela. El formato admitía correcciones que no me molesté en hacerle. La cité en este mismo despacho, donde mis volúmenes intimidan a cualquier persona de su edad. La dejé hablar y descargar toda la electricidad de lo tenso del momento. Tropezaba con las palabras, y alternaba sonrisas, y una risa nerviosa con instantes de seriedad y expectación, insegura de lo que pudiera llegar a decirle. Advertí  llevaba puesta una camisa de muy delgada tela debajo de su tailleur, y le pedí que se lo sacara y lo colgara sobre el respaldo de la silla. Como se podía adivinar, sus pechos eran muy grandes y subían y bajaban con su respiración agitada. Bajé la temperatura de la habitación, y el frío le erectó los pezones. Ella lo advirtió y se ruborizó.
‘¿Alguna vez probó opio, señorita?’, le pregunté con aire inocente y distraído.
‘No, no, por supuesto que no…’
‘Verá, me gusta escuchar música a esta misma hora todos los días a esta hora, el atardecer, contemplar la puesta del sol a través de los ventanales, y fumar opio de esta pipa de piedra que compré en Bali…pruebe’
Una pitada, y otra más, y le convidé whiskey. Por supuesto que en la pipa había más que opio. Le pedí que se parara, y que se subiera la falda.
‘Sácate la camisa. Ahora, mastúrbate. No. Con mi dedos’