Thursday, December 06, 2007

Domingo

Musulmana resignacion, silencio y una calma babosa como la de los caracoles bajo el plenilunio de primavera.El humo de mi sacrificio se arrastra por el suelo como una serpiente. Este cuerpo, el cenotafio de una divinidad que no se adivina ni se acerca mas que el cuchillo del asesino, me sigue acompañando a pesar de los años. El cadaver que se agita dentro mio rehuye la mirada de los espejos, que es la mia pero parece de otro: la de un animal, receloso del presagio. Asi como las estrellas que se ven mejor al sesgo, como esos perfumes que son mas reales por ausentes y reminiscentes cuando vuelven por gracia de una brisa. Como el primigenio fuego que, sabio y puro nos alumbra siempre joven y nuevo, complice al que nos acercamos como a un extraño, depositario de las mas oscuras confesiones, nos mira sabedor de nuestra inquietud, paternal, sereno y confiado en su danza milenaria, bienvenido al holocausto de otrora negras ausencias, donde hubo noche regala su rostro enjugado de sanguinea hospitalidad.

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