Zulma

Creo que fue en 1998. Un supermercado en rigurosa esquina de barrio ricachon en Santa Fe. Adentro, el patetico espectaculo del consumo: cuarentones cansados con hijos colgandose de las tetas como chanchitos hidratocarbonatados, con bolsitas de papas fritas y otros productos ricos en grasas no saturadas. En la gondola de gaseosas esta ella. Tiene el pelo corto, austero, y teñido de rubio. El cuerpo es delgado y vibrante, una herramienta eficiente como el punzon que usa para abrir las bolsas de plastico que aglutinan las botellas de a seis. Perfecta y letal. Es una repositora de bebidas. Me acerco, con el corazon batiendo como una bomba de tiempo. En esa epoca tenia mas pelo y mas pelotas. Hoy tengo menos (pelo) Me acerco...por dentro estoy conectado con mi centro de fuerza, la libido me trasciende, asciende y desciende a ese lugar donde mi identidad de macho contrariado por los vaivenes del amor toma forma de falo, totemico simbolo de la fertilidad. Al lado del totem, una abuelita atmosferica urde, trama un nuevo engaño, asistida por sus novecientos años de experiencia, sentada sobre una nube, tejiendo una pelusa que cae sobre el ombligo de un ogro dormido debajo de pesados parpados de torpe gigante, y cuando retiro la pelusa de ese ombligo, el tercer ojo me mira, me transmite la calma que todo hombre debe tener en situaciones como esta. Me acerco y le digo: '¿Como te llamás?' Ella: 'Zulma'. Yo: 'Que linda que sos'