Kurt Cobani

Restoran peruano de ambiente familiar en la zona de Congreso, 11 de la noche de un día fresco de abril. Yo y Kurt Cobain cenamos después de una nota para su biografia de inminente aparición. Los últimos detalles involucran la corrección a cargo de una amiga que aparte trabaja en una funeraria, que fue donde lo encontró al flaco con media cabeza volada por un escopetazo; apenas abrió la bolsa negra, no pudo contener el vomito, que fue mas de emoción que de asco por el cuadro ( la flaca trabajaba con muertos desde los veintiuno, era la típica que se paseaba por la morgue con un sánguche en la mano, como en una mala película americana) Kurt y yo pedimos cebiche y cerveza y yo, como siempre, me comí lo de el y lo mío (‘¿te vas a comer esas papas?’) Entre mis bocados lo miraba fumar sus joints armados con papel color chocolate, y me hablaba de la progresión de acordes de los discos de Leonard Cohen (‘los primeros discos están armados con tres o cuatro acordes mayores y sus variaciones’) me contaba sobre que hacían ahora los miembros de la serie The Brady Bunch, que los discos de los Archies eran ‘the coolest thing on earth’, etc. Kurt sufría gastritis crónica y hacia como que comía -yo lo espiaba por sobre mis RayBan-, mientras me preguntaba sobre la ultima de Tarantino (‘ahora hace solo pelis de karate’, le contestaba yo mientras masticaba) Y de postre, flan y pisco sour. Afuera la gente pasaba y lo miraba. Claro: al chabon le faltaba la tapa de los sesos, la mollera y su clásica cabellera rubia . ‘Estas para una peli de Clive Barker’-lo gastaba yo en el ultimo eructo-, para levantarme como podía, pagar y pegarle un sopapo, ya totalmente en pedo, al boludo que llevaba puesta una remera de Pearl Jam y que nos miro durante toda la cena. ‘¿Eddie Vedder?’-se pregunto Kurt con sorna en la voz mientras se acomodaba el cigarrillo en un costado de la boca- ‘un puto que debuto con la vieja, JAJAJA’ Afuera hacia mucho frío, nos tomamos el cinco