Friday, August 06, 2010

El Golem



¿Quién habrá plantado las diabólicas habas que germinaron en este suelo tan fértil para la estupidez en el que surgieron tantos periodistas deportivos? ¿Lo del dedo con la cara de Bonadeo es lo que se viene? Antes de que la oveja Dolly nos cuente la historia con la voz de Pancho Ibáñez ('volveré y seré mis clones'), repasemos qué hay en la historia acerca de seres humanos que quisieron crear vida a partir de la alquimia o la combinacón mágica de las sustancias inorgánicas, mucho antes de que se supiera sobre eucariotas y procariotas, o la doble hélice de ADN. Conocida es la leyenda mitológica de Prometeo y el primer humano creado a partir de arcilla, e insuflado de vida con el fuego divino robado del Olimpo. O más tarde, en el romanticismo tardío, el Frankenstein de Mary Shelley. Pero hay una más terrorífica, y quizás sea la madre de las ulteriores historias de humanoides, y es la del golem judío. Es tan parecida al argumento de Blade Runner, en el cual una criatura se subleva contra su creador, que asusta.Lo que sigue es un fragmento del libro 'Estudios sobre Literatura Fantástica', de Carlos Abraham.
'Un rabino de Praga labra con arcilla un muñeco gigantesco y escribe en su frente la palabra EMET, que significa verdad. La criatura cobra vida y al principio auxilia a los rabinos en sus tareas domésticas, pero luego se rebela y comienza a sembrar la destrucción y la muerte en el ghetto. El rabino, a escondidas, borra la letra E de la palabra EMET. Queda MET, muerte; el golem se deshace en polvo. Otras variantes de la leyenda afirman que el rabino da vida al muñeco poniéndole una tableta de piedra con inscripciones mágicas en la boca; tras la rebelión de la criatura, la tableta le es retirada y el cuerpo sin vida es escondido entre las vigas de la sinagoga.
Esta tradicional leyenda judía, cuya finalidad es la prevención de la idolatría y, en un segundo plano, de la realización de prodigios frívolos por parte de los iniciados en la Cábala, es transformado por Borges en una meditación sobre los límites del conocimiento humano, sobre la potencialidad del ser humano como sujeto creador y sobre la relación hombre-divinidad.

El Golem (Jorge Luis Borges)

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
No tienen fin. Sabemos que hubo un día
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
En las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
Sombra insinúan en la vaga historia,
Aún está verde y viva la memoria
De Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.

La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
Párpados y vio formas y colores
Que no entendió, perdidos en rumores
Y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
Aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
A la vasta criatura apodó Golem;
Estas verdades las refiere Scholem
En un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"Esto es mi pie; esto el tuyo; esto la soga."
Y logró, al cabo de años, que el perverso
Barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
O en la articulación del Sacro Nombre;
A pesar de tan alta hechicería,
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre,

Sus ojos, menos de hombre que de perro
Y harto menos de perro que de cosa,
Seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivinó.)

Elevando a su Dios manos filiales,
Las devociones de su Dios copiaba
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba
En cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
Y con algún horror. ¿Cómo (se dijo)
Pude engendrar este penoso hijo
Y la inacción dejé, que es la cordura?

¿Por qué di en agregar a la infinita
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
Madeja que en lo eterno se devana,
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?

En la hora de angustia y de luz vaga,
En su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?

1 comment:

maldoror said...

http://www.observacionesfilosoficas.net/golem.html