Baco (llamado Dionysos en Grecia) era hijo de Júpiter y su
mujer mortal. Esto último es importante pues sus funciones de arquetipo
consistían en ser puente entre lo humano y el mundo divino. Su propio
nacimiento es muy simbólico: Sémele, su madre, murió antes de gestarlo por
completo; Júpiter introdujo el feto en su propio muslo, previo abrir un tajo, y
luego cosió la herida. Baco, pues, es gestado por su madre, pero también por su
progenitor. El niño, para
nacer, rompe la carne de su padre. En su aspecto más común, el nuevo dios
preside los viñedos (parte de los frutos de la tierra, función que comparte con
Démeter, otra divinidad agraria) y se manifiesta en la embriaguez alcohólica:
en su aspecto más complejo es el instinto sexual vivido en comunidad, la
exaltación triunfante, la ligazón a la tierra, el triunfo sobre la muerte; es
el delirio procreador, el entusiasmo. Y si no, véase: Baco es educado por las
Musas, pero ellas, cuando el dios es adulto, no participan de su cortejo; esto
es: proto, generador de, previo a, pero no la inspiración actuante; o sea: sin
Dionysos, sin convicción, alegría creadora y plenitud viviente las Musas no
llegan o llegan a destiempo y mal (en forma incompleta.)El acto mismo de la
creación es calmoso (las Musas no participan del cortejo), pero sin la
exaltación genital sacra, protocreadora, el autodominio magistral no se
alcanza. Preciso es perderse para encontrarse. Perderse de manera legal y
cósmica, por supuesto, no como un borracho consumidor. Para gastar hay que
crear primero, tal la suprema lección. Lo que sucede en la juventud, sucede
para siempre, con variaciones. Por ello, en las representaciones estatuarias de
Dionysos, al principio de su culto era forjado bajo la forma de adulto con gran
barba (es un dios de doble fuerza: Viejo cuando joven, joven cuando viejo);
pero en la época romana su continuo rejuvenecimiento terminábalo de mostrar
adolescente.
Lo salvaje descontrolado, la locura homicida, se
manifestaban sólo entre los adoradores tardíos de Baco: las tres hijas del Rey
Midas negábanse a participar en la religazón (orgía) sacra de Dionysos;
bordaban y tejían como vírgenes perpetuas. El dios, enojado ante tanta
prudencia, se les aparece. La locura sagrada, en ellas, por haber llegado tarde
y mal, se transforma en sacrílega: cometen innumerables crímenes; con su
delirio destruyen a otros y a sí mismas. Baco, por fin, entra en piedad, y las
transforma en aves nocturnas para que dejen de hacer maldades inconscientes.
La lección final es: quien no respete la loca exaltación en su juventud, quien en ella no sea imprudente jolgorioso (para forjar la protofecundación), condenado estará al triunfo chasco en la noche de la vida. Los reyes que en el mito, se niegan a adorar a Baco, son enloquecido por Rea ( Madre Tierra, y abuela de Dionysos) y terminan matando a sus propios hijos o bien son destrozados por las mujeres de su propio pueblo, poseídas por la Locura sacra. No otro es el final de Orfeo, quien muere porque en su excesivo dolor (su necrofílico culto a la muerte Eurídice) ofende a la vida. Es hecho trizas por las bacantes de Tracia, sacerdotisas del dios, como un reajuste del arquetipo desequilibrado.
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