Saturday, January 10, 2015

Así Es El Calor



maldoror se prepara para pasar la temporada más cálida del año en su malquerida madriguera. Las horas que pasan deshidratándose en gotas de sudor sobre la frente de los los dementes que todavía nos animamos a seguir viviendo en esta latitud nos encuentran preparando jarras de tereré, improvisando alguna ensalada fría en base a sardinas, papa y cebolla, prendiendo la computadora para scrollear esa torre de Babel de ladrillos en HTML que es el Facebook, esperando que baje el sol para regar el jardín. Son más de seis meses en que el sol es dueño y señor de esta tierra. El decide cuándo vamos a salir, qué vamos a comer, y cómo nos vestimos. Y si alguien en su afiebrada rebelión se opone, se agarra un golpe de calor. El radar de las contingencias no depara más que furtivas salidas a comprar alguna cerveza (un par) o jugar algún juego de azar: los seis numeritos que como en una galleta china de la suerte, nos indique un futuro más excitante o promisorio. Siempre fantaseo en esta época en cavar un gran pozo, y allí soterrar un ómnibus sin asientos, ambientado como una residencia de verano, con aire acondicionado, y todo lo que haga falta para pasarla mejor. No es momento para decisiones destempladas, ni migraciones en busca de algún lugar con agua: no hay un río, lago o embalse en miles de km a la redonda. Esto es el desierto, y así lo soportamos estoicamente encerrados. Mi padre me acompaña en esta convivencia sin quejarse, como la hecho siempre. La presencia femenina de una gata hace las veces de amortiguador o bálsamo para lo parco, o acerbo de nuestro trato, en el que no falta humor a la hora de sentarnos frente al televisor. Los dos sabemos del gusto por el absurdo del otro, y lo cultivamos a la hora del almuerzo. Hacemos criba, sorna y escarnio de lo que la televisión ofrece, que en verano prodiga culos, y paseos de periodistas por centros balnearios atestados de gente. Por sobre la tierra, o debajo de esta, a ambos lados del televisor, la vida dura más que un verano, pero sólo se puede vivir a una estación por vez.

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