El viejazo

No debe haber momento mas intragable para un tipo que cuando te dicen que estás quedándote pelado. El patrimonio capilar es tan determinante de nuestra lozanía tanto como de nuestro orgullo de género y virilidad, y encontrar que va menguando en raleada retirada es el comienzo del viejazo. Pero hoy me acordé de cuando me dijeron 'señor' por primera vez. Fue hace diez años en la entrada de un cine-después tengo otra en la entrada de un cine-, un lugar de Santa Fe que ya no existe más, lo que le agrega un tinte también fantasmagórico a un lugar que ahora es el depósito que tiene Megatone en la ruta 194. Parece esa escena de 12 Monkeys en que el techo del mall se metamorfosea en un abovedado y decrépito impluvio cenital por donde se ven rayos de sol como spotlights bajo el agua, con palomas en vuelo. Yo no era Bruce Willis, pero ya disimulaba una incipiente calvicie con una coronilla de pelo que escondia como un nido de aves mi bocha casi invisible. En el cine estaban dando esa peli cuasi policial con Diego Torres y Laura Novoa, típico producto pasajero de vacaciones de invierno. Yo estaba esperando para ver no sé que porquería, cuando un pibe que debe haber tenido 12 años me dice : 'Señor, ¿nos saca las entradas Ud?, porque el boletero no nos puede vender, somos menores... ' Yo tenía 24, pero algo cambió ahí. Mucha gente me siguió diciendo 'pibe', o 'flaco' a pertir de ahí, pero ya no fue lo mismo. In ictu oculi..