Sunday, March 11, 2007

LOVECRAFT


Admitámoslo: leer a Lovecraft es un poco grasa. Es hasta heavy metal e ingenuo(sí, Miguel) Mejor leer a Isabel Allende y quedar bien con tu suegra. Es que,¿a quién puede importarle un acromegálico ghost writer de Providence, Rhode Island que jamás conoció el exito y encima fue vampirizado por sus parafílicos corresponsales que, plagiarios de su estilo, lo imitaron y firmaron cuentos con el nombre del bicho bolita aquí homenajeado? El epítome del loser. Conoció una sola mujer, que al tiempo lo dejó.
La foto lo muestra frente a su eterna residencia del 66 de la College Street, de riguroso sombrero gris de fieltro y traje de igual franela. Adusto y grave, casi inofensivo.Pero dentro de él, un abismo de horror donde ya no cabía ninguna certeza lo obligó a dejar por escrito lo insignificante de nuestra humana condición. Y es que los seres humanos ya no somos mas que intrusos e ilusos(¿herederos?) de este planeta. En la prosa de Lovecraft hay siempre una incomodidad con la realidad, una serena crispación, una tensión superficial que vela el secreto, COMO SI EL AMABLE MATIZ QUE ADOPTA LA REALIDAD no pudiera ocultar lo horrible del inminente y ominoso dato: los verdaderos dueños de la tierra, las innombrables criaturas de nuestros sueños volveran a retomar sus profanados hogares, y una nueva historia comenzará a escribirse, ya no con manos humanas. Es el mismo extrañamiento y sensacion de exilio que hay en Poe, sólo que Lovecraft extrapola esa sensación indefinible e íntima, morosa del romaticismo decadente del hombre de Virginia para hacerla universal y cósmica. No es sólo América la tierra extraña: es todo el planeta. A veces, los ancestros extraterrestres nos hablan en sueños en un lenguaje perturbador e incognoscible, porque es del futuro, o porque es de un pasado remoto; a veces el monstruo somos nosotros(como en The Outsider) frente a un espejo revelador. Pero ellos no tienen impaciencia. Esperan desde antes que un primate llamado hombre se paró erguido para volverse un enigma para sí mismo.

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