Thursday, January 17, 2008

Pandemoño

Odio el adjetivo 'kafkiano' tanto como el epiteto 'dantesco', pero mi caso era mas o menos asi. Desdeñoso de mi vida berreta, trate de apurar mi inutil tramite en la tierra y pedi una solicitud de admision en el infierno. Despues de todo, ya habia incurrido en perversiones tales como las peliculas de Isabel Sarli y los bizcochitos con grasa. De tal suerte que mi intencion era pasar a mejor residencia en el soterrado reino del pecado. Me sentiria como una victima mas del calor, que seguro no seria mas duro que cualquier cunicula litoraleña argentina. En todo esto pensaba mientras me dirigia a la oficina de recepcion del infierno con mi solicitud. Un diablo muy circunspecto me atendio en una ventanilla con un agujero en el medio y, despues de mirar mi solicitud, tecleo un codigo en una computadora. A los pocos segundos miro con una mueca de disgusto la pantalla y se dirigio a mi sin levantarse de su silla. 'Hay un problema'-aclaro-'su expediente fue rechazado en 'Vidas desperdiciadas'.De hecho no creen que haya hecho el suficiente merito.A ver, ¿alguna vez ha blasfemado?Como digamos, decir 'me cago en Dios....' 'Si, si'-me apresure a ponerme a resguardo-El diablo prosiguio:¿'Alguna vez cometio un latrocinio?' Yo recordaba haber robado una revista porno de un kiosco, un triple de la seccion de articulos electricos de casa Tia...y la memoria fallaba. 'Donde figura lujuria hay mucha masturbacion, pero poco de sexo real'-el demonio seguia con la vista sobre el informe sin levantar la cabeza-'una mujer casada, trato carnal con una meretriz....una vez; es muy poco en realidad. La gente de inteligencia no se equivoca sobre esto: trabajan con estas mujeres en estrecha relacion. De hecho muchas de ellas son agentes nuestros de encubierto'.'Pero algo grave debe haber', dije en tono suplicante. El empleado me devolvio la hoja con un gesto adusto y se apresuro a aclarar:'Debe hacer mas merito, quizas le devuelvan su vida'. La oficina desaparecio y desperte en el mismo cuarto de siempre. Era domingo y las campanas de la iglesia sonaban repiqueteando a lo lejos. Con la resaca que tenia, ni matar a un cura podia. Me fui a la cocina y me hice unos mates.

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