Saturday, December 17, 2011

Grandes Valores del Tongo



Numerosas conjeturas pueden trazarse sobre el origen del poeta tanguero Américo Prepucio. Ninguna certeza es suficiente, y cualquier duda es lo suficientemente firme como para afirmar que sus rastros lo sitúan en Añatuya, Santiago del Estero,o en el puerto de Buenos Aires, en Hotel de Inmigrantes; desde ser el primo no reconocido de Homero Manzi, hasta un posible napolitano que descendió solo con un traje de segunda mano en la escalinata del vapor 'Il Fumetto', en 1939. Los pocos documentos de la época lo atestiguan como un violinista ejemplar, que ejecutaba obras de Paganini a cambio de monedas, y que después de trabajar en una curtiembre, se alojó en el barrio de Balvanera, donde trabó amistad con Mastriángleo del Piero, el director de una orquesta, que en realidad eran tres guitarras, y donde Américo pretendía entrar como violinista. Consiguió trabajo en un frigorífico del barrio de Liniers, lugar que inspiró sus 'Milongas Cárnicas', y después de contraer sífilis, y curarse con un pomo de mercurio y contraer saturnismo, dicen los testimonios de la época, se volvió loco. Enseguida descolló como instrumentista, y al electrificar su instrumento con un prototipo de micrófono y amplificador, se adelantó 70 años al 'electro-tango', el género que le permitió a santaolalla y su raza de palermogólicos publicitar sus emprendimientos ecológicos, y gastronómicos. Pero sigamos con Américo, y su carácter excéntrico, y sus pretensiones wagnerianas por un espectáculo integral, que enseguida lo convirtieron en una figura difícil de tratar y de conformar en su ansia de artista revolucionario. Se dice de él que intentó todo tipo de empresas infructuosas, como en el ámbito culianario, donde intentó imponer el arroz a la estaca, o los fideos al spiedo, o hasta una botella de vino que dejaba verter dos chorros, y que tentativamente iba etiquetada como 'Vinos Vieja Próstata'. También quiso innovar en el terreno teatral, con una obra que se puede considerar, a partir de sus escritos y gráficos, un antecedente del teatro acrobacia: una puesta en escena con actrices embarazadas colgadas de tientos de cuero, y que en el momento cúlmine, parían dejando caer el fruto de sus vientres sobre el público, y que se titulaba 'Fuerza, Puta'. Poco se sabe también de su muerte, pero se sabe que viajó al Uruguay y allí su sífilis lo dejó sin nariz, por lo que decidió adoptar una máscara de cuero, con la que se lopuede ver en la fotografía. Su vocación de innovador y adelantado en las lides vanguardistas lo colocan ala altura de figuras como Boris Vian, o Tristán Tzara.

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