De la Creacion en soledad

Los anacoretas y misticos como San Geronimo o San Antonio eligieron el desierto y su ascetismo exacerbado para la busqueda del absoluto. Lejos de las tentaciones y animados por el silencio y el ayuno, buscaron en el fondo del espiritu y, dominados por los arrebatos extaticos de la Revelacion, supieron escuchar las manifestaciones del Infinito para provecho de los que no nos atrevemos a dar ese gran salto de fe. Siglos despues, los surrealistas volvieron a ese mismo desierto, pero esta vez advertidos de la finisecular y apotegmatica sentencia nietszcheana. Y es que el desierto es el unico lugar, junto con el mar y el cielo,donde el espacio prevalece sobre el tiempo y las leyes como la perspectiva dejan de aplicarse. La desorientacion y la soledad nos dan algo que en la civilizacion no podemos percibir:donde no hay gente no hay leyes ni moral, y la conciencia solo se posee a si misma. Al escaparse de las condiciones de la vida ordinaria (factores cuantitativos como el paso del tiempo) percibimos la existencia medida primero en horas, luego en dias y noches. A ese desierto fueron Dali y Max Ernst en sus pinturas. Solo que esta vez era un desierto interior, el de la falta de fe.No obstante, de las incursiones en estos espacios trajeron criaturas de variada forma. Y hambrientos como aquellos monjes de un nuevo orden ajeno al de los hombres tuvieron que volver a una tabula rasa, para experimentar lo que los franceses llaman 'le trac devant la feuille blanche' y asi llenar ese espacio con algo nuevo, una cosmogonia que no podia ya ser ex nihilo, sino a partir de lo creado, tal cual el demiurgo gnostico, segun las leyes preexistentes y con elementos preexistentes, pero en una nueva combinacion.